Cuanto dolor
de ojete en las redes…
Creeme,
intenté iniciar el texto de forma seria,
no me salió.
Tratándose de
pensamiento, cuando tiene que ver con cuestiones que consideramos “éticas” (por
más que no tenga por qué importarnos la orientación sexual del prójimo) me
siento ya acostumbrado a formar parte de una minoría.
No creo en
Dios, no creo que haya que bautizar a nadie hasta que ésta persona lo decida,
tras cumplir los 18 años. No deberían forzarte a cumplir con ningún sacramento
al menos que sobrepases esa edad. Sí al aborto, no a Greenpeace, sí a la
libertad completa de expresión, y no al opresor retrógrado imbécil que quiere
meterse en la habitación ajena y mirar lo que uno hace en la cama.
Y por más
lógicas que me suenen esas cosas a mí, comprendo que la mayoría no piensa así. La
mayoría cree en Dios, la mayoría obliga a sus hijos a cumplir con los
sacramentos, no al aborto, sí a Greenpeace, hay que limitar la expresión (correctismo
político) y hay que respetar al idiota que tiene algo que decir sobre la vida
sexual del otro.
Por lo
tanto, con tanto arcoíris en internet, me pareció hermoso ver a esa mayoría
sufriendo y sintiéndose presionada porque por primera vez estaban presenciando
lo que aquella minoría sufrió durante siglos, milenios, y nunca tuvieron cómo
quejarse sino hasta hace unas décadas.
¿Y cuál fue
la reacción de las masas hipersensibles? Ser más maricones que la flama más gay
del fogón. Y no estoy exagerando.
Desde imágenes
de las marchas de orgullo gay, sacadas de contexto, hasta decir que esto daría
pie a que se legalice la zoofilia o pedofilia(irónico).
Desde “se
perdieron los valores” a “esto destruirá la institución de familia”
Y desde “la
etimología de la palabra matrimonio” hasta “habrá más suicidios”.
Es algo para
lo que siempre espero, es un espectáculo inigualable, es observar la mismísima evolución
desde adentro. Ver cómo lo que ya no sirve, lo que le es inútil a la comunidad
como un organismo, se va quedando atrás.
Solía soñar
con una sociedad en la cual el chusma, el ridículo, al que le importa lo que
hace el otro en su intimidad es visto como un retrógrado y solía imaginarme con
ansias que éste se sienta tan oprimido como aquellos a los que quiere oprimir.
Se cumplió.
¿Está bien
oprimirlo?
No
¿Siquiera están
siendo oprimidos?
Ni de cerca.
Y como tanto están
haciendo estas pobres victimas con el “matrimonio”, vamos a la definición de la
palabra…
Oprimir:
Someter a una persona o a una colectividad privándola de sus libertades o por
medio de la fuerza y la violencia
¿Se le priva de su libertad al pelotudo?
El pelotudo sigue teniendo su libertad de decir lo que se le
cante. Su único problema es que ya nadie quiere escucharlo.
¿Se los somete por medio de la fuerza o violencia?
No, es más, eso es lo que aún sufren muchos grupos bajo el mandato
de personas que piensan como ellos.
Me resulta conmovedor que en un futuro, nuestros descendientes van
a estudiar momentos como éste y así como nosotros pensamos “¿Cómo era eso de
que no podías casarte con alguien de otro color de piel?” ellos van a pensar “¿Cómo
era eso de que no podías casarte con alguien de tu mismo sexo?”
Verán fotos de personas protestando. Videos como éste…
Y será incluso comedia para ellos.
Las minorías ya sabes cuales van a ser. El mundo será un lugar
mejor.
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