Al contrario de lo que muchos creen, Hannibal no nació en el
cine. Se basa en novelas y estas en parte en Td Bundy y Ed Gein, entre otros
asesinos seriales infames.
Pero qué puta importa, que tal está la serie?
Creo que lo que mejor describe la experiencia es la “escencia”.
Ya que es una serie con mucha esencia, sea cual sea la situación.
Al tratarse de un personaje tan perturbador como el de el
Dr. Lecter debería ser muy difícil empatizar con éste. Pero no es así.
La música y el atractivo visual logran que cuando está
ocurriendo un asesinato o un acto previo, posterior o presente de canibalismo
te sientas agradado con ello. Se siente bien verlo y eso es lo que logra
perturbar, que empatices y te caiga bien un tipo que disfruta matar y comerse a
sus víctimas.
No es del todo un sociópata, lo cual resulta confuso a
veces. No finge todas las emociones, llega a tener amigos, deseos sexuales y en
parte un enamoramiento por la ingenuidad. Es curioso y más importante aún,
consciente de su curiosidad y las demás cualidades anteriormente mencionadas.
La complejidad que le dieron los escritores llega al punto de casi romper la
cuarta pared, ya que Hannibal Lecter asiste a terapia por mismísima curiosidad
de explorarse a sí mismo y no poder.
Llegas hasta a olvidar que es un personaje ficticio y si te
toca describirlo vas a sentir que estás hablando de una persona real, de carne
y hueso, que conoces.
Por ahora hay tres temporadas y las tres están llenas de
linda música, fotografía y actuaciones de la puta que te parió. Lamentablemente
la tercera es un poco más lenta y difícil de mirar, pero para ese momento ya sentís
a Lecter como un conocido y es casi como cuando un compinche te cuenta una anécdota
aburrida, pero la cuenta tan bien que terminas escuchando como el esclavo
sexual que sos.
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