26/5/15

Dead Outbreak: El Predicador



Audio de una filmación extraída dela habitación B32 del hospital Juan Pablo II de un pueblo de Misiones. Se oye hablando al internado, quien era un predicador con acento brasilero, y a un amigo suyo que lo estaba visitando.

Te dije que algún día iba a pasar. Esa gente se iba a dar cuenta de que les estabas jodiendo. Era obvio.

¿Cómo iba a saber que sería ayer? Siempre iban a la hora que figuraba en el cartel, dejaban su plata. Algún idiota susceptible levantaba la mano y decía que ya no le dolía la pierna y otro quería ser más bendecido y salía con que se le había desaparecido el cáncer. Después cantábamos y listo, se iban felices a sus casas y no volvía a oír de ellos.

Debiste dejarlo cuando empezaron a llevar infectados. Debiste cerrar el templo cuando en la televisión dijeron que la enfermedad podría ser incurable.

Tengo que ser sincero… no creía que aquellos realmente estaban infectados. Pensé que solo querían ser iluminados con el reflector, filmados con las cámaras y luego “exorcizados” por mis gritos al cielo, como todos los que iban diciendo estar poseídos o “paralíticos”.

[suelta un quejido de dolor]

Creo que se me salió uno de los puntos de la cabeza. Presiona ese botón a tu derecha para que venga el médico.

Sí…espera. ¿Por qué no me dejas ver?

Sí.

Mierda. Ese corte es enorme. ¿Cómo te lo hiciste?

Ahí recibí la primera piedra. La segunda era más filosa, por suerte solo me rozó el cuello.

Pudiste haber muerto… y todo por jugar a ser Jesús.

¿Jugar? Llegué a serlo. Las personas se curaban con solo entrar, o sino al menos eso creían. Con eso me basta. Se sentían seguros. Muchos de ellos bebían el agua de la canilla como si nada. Incluso la llevaban en botellas para beber durante nuestras reuniones y se mantenían sanos. Si no fue su sugestión, fue Dios, y si no fue Dios, fui yo.
Los convencía de que iban estar bien y eso les gustaba, tanto, que terminaban estando bien. Y así me pagan. No puedo sanar frente a sus ojos a dos o tres de los 500 que vienen a la semana y me lanzan piedras. Afuera del mismo lugar en el que yo escuchaba sus problemas. Idiotas… casi me matan. No lamento para nada haber recibido su dinero. Es más, espero que no se hayan curado realmente. De nada.

[Sonido de risas]

¿Qué…?

Nada…belleza poética

Filio da puta.


[risas de ambas voces]










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