Audio de una
filmación extraída dela habitación B32 del hospital Juan Pablo II de un pueblo de Misiones. Se oye
hablando al internado, quien era un predicador con acento brasilero, y a un
amigo suyo que lo estaba visitando.
Te dije que algún día iba a pasar.
Esa gente se iba a dar cuenta de que les estabas jodiendo. Era obvio.
¿Cómo iba a
saber que sería ayer? Siempre iban a la hora que figuraba en el cartel, dejaban
su plata. Algún idiota susceptible levantaba la mano y decía que ya no le dolía
la pierna y otro quería ser más bendecido y salía con que se le había
desaparecido el cáncer. Después cantábamos y listo, se iban felices a sus casas
y no volvía a oír de ellos.
Debiste dejarlo cuando empezaron a
llevar infectados. Debiste cerrar el templo cuando en la televisión dijeron que
la enfermedad podría ser incurable.
Tengo que
ser sincero… no creía que aquellos realmente estaban infectados. Pensé que solo
querían ser iluminados con el reflector, filmados con las cámaras y luego
“exorcizados” por mis gritos al cielo, como todos los que iban diciendo estar
poseídos o “paralíticos”.
[suelta un
quejido de dolor]
Creo que se
me salió uno de los puntos de la cabeza. Presiona ese botón a tu derecha para
que venga el médico.
Sí…espera. ¿Por qué no me dejas ver?
Sí.
Mierda. Ese corte es enorme. ¿Cómo te
lo hiciste?
Ahí recibí
la primera piedra. La segunda era más filosa, por suerte solo me rozó el
cuello.
Pudiste haber muerto… y todo por
jugar a ser Jesús.
¿Jugar?
Llegué a serlo. Las personas se curaban con solo entrar, o sino al menos eso
creían. Con eso me basta. Se sentían seguros. Muchos de ellos bebían el agua de
la canilla como si nada. Incluso la llevaban en botellas para beber durante
nuestras reuniones y se mantenían sanos. Si no fue su sugestión, fue Dios, y si
no fue Dios, fui yo.
Los
convencía de que iban estar bien y eso les gustaba, tanto, que terminaban
estando bien. Y así me pagan. No puedo sanar frente a sus ojos a dos o tres de
los 500 que vienen a la semana y me lanzan piedras. Afuera del mismo lugar en
el que yo escuchaba sus problemas. Idiotas… casi me matan. No lamento para nada
haber recibido su dinero. Es más, espero que no se hayan curado realmente. De
nada.
[Sonido de risas]
¿Qué…?
Nada…belleza poética
Filio da
puta.
[risas de
ambas voces]
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