23/12/11

Fábulas de Superhéroe #1



Lucio Hernán Pérez
Nunca diría que soy una de las personas más afortunadas del mundo. No tengo una apariencia muy atractiva, vivo en un pueblo bastante pequeño de la ciudad de Corrientes, actualmente, nos estamos mudando.
Donde es? no voy a dar esa especificación.
No le veo mucha importancia.

Mi familia…a decir verdad solo tengo a mi madre, quien vino hasta aquí escapando del desastre  y estrés de la ciudad de Buenos Aires.

La idea le surgió después de una mala experiencia… mi padre. Soy el resultado de una violación, tres hombres se abusaron de ella, la golpearon, y la dejaron en la mitad de la avenida sin sus ropas, la policía tomó la denuncia, con descripciones exactas de dos de los delincuentes , estos identikits nunca fueron publicados en ningún lado.

El dinero para la vivienda diaria lo ganamos con un trabajo de profesora de inglés que ella consiguió en un pequeño colegio, aparte de tener alumnos particulares.

Me crie en gran parte con mi vecino de al lado, este tenía televisión por cable, siempre nos reuníamos a mirar Power Rangers, Dragon Ball , Las Aventuras de Jackie Chan…entre otros.

Después del colegio se nos surgía ponernos a jugar a alguno de estos, hubo muchas peleas por decidir quién de los dos resultaría ser El Ranger Blanco, quien seria Jackie Chan o quien haría el papel de Goku. Muchas veces uno de los dos terminaba llorando por un golpazo, pero al día siguiente nos alcanzaba con pasarnos la mano para tener el perdón del otro.

 Un día, un chico nuevo se mudó al pueblo, dijo que podía trepar paredes, claro que no le creímos.  Pero nos mostró sus habilidades y quedamos simplemente impresionados, le pedimos que nos enseñara y este accedió.

Pasaron años y todo iba bastante bien hasta que un día practicando algo bastante jodido me caí y di la cabeza contra el piso, chequeé si estaba sangrando y si, mi mano cubierta en sangre, esta de más decir lo mucho que me asusté, y rompí en llanto.

Apareció mi madre asustada y nos retó a más no poder. Me quedé tirado en la cama con una venda y hielo en la cabeza, mientras mi compinche me ayudaba por si necesitaba algo. Entonces entró su mama a la habitación y dijo-hijo, te tengo noticias- con una gran sonrisa.

Esto me alegró, creí que se había conseguido un trabajo nuevo o algo así, se llevo a mi compañero y no los vi por unos días, no sabía qué había pasado.

 Mama me había castigado, por lo cual no podía verlo, no podía poner un pie fuera de casa. Cuando por fin pude, salir fui a golpear su puerta, me atendió su padre-hola, como estas nene?- me dijo, entonces yo le pregunté-está Manuel?- y él me respondió-no, él y su mama se fueron, ahora él tiene un nuevo papa.-

Pues me puse muy triste, era mi único amigo en el barrio. Ya que el muchacho que hacia eso a lo que él llamaba PARKOUR nunca estaba en su casa.

Y así pasó un largo año. Un día, salí de casa un poco tarde, sin permiso de mamá, quería ir hasta el parque a ver si lo encontraba a mi amigo Manuel, creo que habré tenido unos 11 años en ese entonces.

Cuando llegué ahí, obviamente no estaba, pues me senté en las amácas y me puse a pensar…

De repente, oí gritar a alguien. Por supuesto que me puse de pié del susto, era detrás de la estatua que se encontraba en el centro del parque, los gritos eran interrumpidos de una forma brusca, como si alguien golpease a esa persona en el abdomen.

Me acerqué lentamente, escondiéndome en la oscuridad, cuando de lejos logré verlo. Por más que tenía una increíble expresión de dolor, de una forma tal que su cara se deformaba, pude reconocerla, era una chica de mi colegio, ella estaba en el último año, estaba siendo abusada por tres muchachos, uno de ellos, muy menudo y pequeño, y el otro, parecía un hombre viejo, mientras que el tercero, un adolescente.

Lo que me llamaba la atención del más pequeño, era que no hacía nada más que golpear a la chica en el vientre cada vez que gritaba, el adolescente la sostenía de los brazos, mientras que el más viejo intentaba quitarle la ropa.015115852405


Los mayores le daban órdenes e instrucciones al niño mientras que se reían015115852405.


Conociendo ustedes ya mi origen, pueden entender la furia y la sensación de asco que sentía en ese momento, pero yo siendo un niño de 11 años, qué podía hacer?

Siendo este un pueblo pequeño, y ellos con su rostro expuesto, obviamente la van a matar, sino, ella los denunciará.

Bueno, no dudé en actuar, tomé una roca pequeña y la lancé contra la estatua para hacer ruido. Pero ninguno de ellos se percató, ya que el sonido de la misma fue opacado por sus insultos hacia la chica y su llanto.

Entonces, tomé una rama seca que tenía a mano y la lancé, pero esta fue dirigida aun mas cerca de ellos, con la mala suerte de que cayó encima de la chica.

Obviamente esto los alarmó de que estaban siendo observados y levantaron la vista, el hombre adulto me divisó, estando yo mal escondido detrás de un árbol, y empezaron a perseguirme.

El miedo al correr, hacia que mis piernas se moviesen de una forma extraña, como si temblasen en manera brusca, y el nudo en mi garganta me impedía pedir auxilio, entonces fue, cuando vi lo que podía salvarme, un arbol de tronco muy ancho.

Me dirigí a él con el adolescente a centímetros de alcanzarme, y apliqué mis escasos conocimientos de parkour.

Logré escalar y quedarme arriba, y a pesar de la oscuridad, el desconcentrado muchacho que me seguía dio la cara contra mi maciza guarida.

Entonces logro ver a los otros dos de frente… es mi amigo Manuel, con el que supongo ha de ser su nuevo padrastro.

Desde abajo me arrojan rocas hasta que no aguanto más y me caigo del árbol, donde soy sometido a una increíble paliza.

Lo único que recuerdo antes de caer inconsciente esa noche, fue a los bastardos estimando que yo estaba muerto…y quejándose de que la chica escapó.

Probablemente el lector espere que luego de mi larga recuperación…haya denunciado a estas personas, pues no, resulta que este hombre, era nada menos que el nuevo oficial a cargo de la comisaría local. Sospecho que haya estado sometiendo a Manuel a alguna que otra droga, ya que  no recuerdo que me haya reconocido.

Mi madre tomó la decisión de que nos largáramos del pueblo, y fuésemos a otra parte del país.

Supe que esa chica y su familia también tomaron esa decisión, ella me abrazó, y me dijo que era su héroe, ya que no alcanzaron a violarla.