Este episodio es continuacion de Dead Outbreak: El Vecino 2 (parte 2)
si queres música para leer hacé click acá
eso es todo, disfruten
En ese instante, no tenía recuerdos, no sabía cómo había llegado
ahí, solo sabía que era yo misma, recostada, mirando hacia un techo de madera.
Estaba todo muy húmedo, podía oír una gotera.
Giré el cuello hacia mis costados y noté que las paredes eran de
tierra, me hallaba en un sótano mal construido.
Al mirar hacia arriba nuevamente…no pude volver a moverme.
Estaba completamente estática y oía a alguien bajar escaleras.
Un hombre con un barbijo y lentes tomaba una botella con agua y
volcaba su contenido en mi cara.
Era demasiada, me ahogaba, no podía respirar, y el líquido no
dejaba de caer sobre mis fosas nasales.
Al comienzo creí que al vaciarse la botella podría volver a
respirar. Pero eso no ocurrió, el envase nunca se vaciaba. En desesperación, mirando
hacia mis narices, noté que ya no era agua. Ahora de allí caía sangre. Era cada
vez más, a más velocidad. Y yo aun no conseguía respirar.
Desperté muy exaltada y transpirada, incluso cuando tenía al
ventilador dándome de lleno.
Podía sentir mi corazón golpeando fuertemente mi pecho, y mi
respiración estaba acelerada.
Desde la cama de al lado, quien allí dormía me preguntó- ¿estás
bien?-
-s… si, si. Disculpame si te desperté- respondí mientras
respiraba profundamente y lo sentía una experiencia única de alivio.
-no, para nada, no puedo dormir-
-Escuchame…vi algo raro afuera… antes de venir para acá a dormir.
Vi al tipo de enfrente tirando agua a la tierra, alrededor de la casa.- le
dije, espantada, recordando el miedo que había sentido, seguido de- hijo de
puta, la boludes que dijiste afuera me hizo soñar feo.- Le lancé mi almohada.
Se rió unos segundos- ¿Lo del sótano no? disculpá-dijo
quitándose la almohada de encima- pero no tiene nada de raro eso que viste,
mucha gente riega sus plantas de noche. ¿Le dijiste a Tomás?-
-me acerqué a la puerta y escuché los besuqueos…no quería
interrumpirlos, conociéndola a Ciara, lo iba a tomar como un… un acto de
envidia.-
Él se sentó en la cama y luego de tomar aire y algo de coraje
dijo- por qué no hacemos lo mismo, capaz te distraiga un poco del sueño que
tuviste recién.-
Ahora fui yo la que tomó coraje. Me quité la transpiración de la
frente y dije entre la oscuridad y la luz de la luna que entraba por la
ventana- ¿acá? ¿Ahora?... Damián, me gustas, de verdad. Pero yo hasta ahora
nunca llegué a “eso” con alguien, y no creo que eso vaya a ser con alguien que
conocí un par de días atrás.-
Se recostó y puso las palmas detrás de la cabeza- ¿te puedo
preguntar algo…?- y con la poca luz allí presente pudo ver que asenté la
cabeza, y preguntó- ¿te sentiste obligada a venir…? Porque de verdad, estoy
seguro de que sabias cual era el plan al venir acá…en un lugar alejado. Sin
nadie que moleste. Sin nuestros viejos.-
Me acosté mirando hacia él, apoyada en mi brazo izquierdo y muy
pensativa respondí- no sé…-
Se levantó sin decir nada, tomó su celular y auriculares de la
pequeña mesa junto a la puerta y se fue. Muy pacíficamente, sin azotar la
puerta, probablemente haya tenido solo un poco de frustración. Porque la verdad
es que yo sabía a qué íbamos a ese lugar. Dudo en saber por qué acepté. Porque ¿Ciara
iba? No sé, la verdad… no sé.
Mirando hacia el espacio cuadrado iluminado por la luz de
afuera, noté a alguien caminar lentamente, marcando su sombra. Primero pensé
que podía ser él… que recién había abandonado la habitación.
Pero lo escuché toser en el living. Y volteé rápido hacia la
ventana a ver quién era… no había nada.
Me quedé paralizada por unos instantes. Mirando, a ver si pasaba
de vuelta.
Imaginé las mil y un formas en las cuales reaccionar si era un
desconocido. Empezaba a sentir dolor en la frente por la expresión de espanto
que estaba ejerciendo.
Me levanté de un salto, tropecé con la cama vacía allí y me caí
sobre ella, pero con un gateo veloz pasé al otro lado y con las piernas
frenéticas salí de la habitación, vi la puerta de adelante abierta. A medida
que me acercaba a ella, parecía como si ésta se alejase de mí (¿otra
pesadilla?), fueron un par de segundos hasta que la alcancé, pero puedo
asegurar que se sintió como una eternidad.
La azoté fuertemente. Y apoyé mi espalda contra ésta, con gran
alivio… pero al abrir los ojos noté que algo faltaba en el living, él no estaba
allí.
Con mucho miedo salí de la casa. Miré hacia los lados y no veía
a mi ofendido chico.
-¡Damian! ¡¡¡Damian por favor, entrá!!!- grité casi llorando- ¡¡¡sabes
que es peligroso Dami!!!.-
Cerré mis puños con mucha bronca. Sentía como si de detrás de
alguna de las esquinas estuviese por salir el hombre al que vimos en la ruta.
Miré hacia el auto, y por la esquina de uno de mis ojos divisé
un movimiento junto al árbol, donde empezaba a verse tierra removida.
La vi elevarse un par de centímetros y volver a caer.
Por dentro mío me lo negaba, eso no podía ser.
Volteé a mirar hacia adelante, hacia la casa de enfrente y vi la
silueta de un hombre… agachado y un pequeño brillo en el centro.
Se movió un poco hacia el costado y su figura se volvió más entendible.
Era el vecino de enfrente, observando hacia acá con un telescopio, observando
más precisamente la tierra y sus plantaciones personales.
Volví a ver la tierra moverse, pero esta vez en varias
secciones.
Por unos momentos las nubes descubrieron a la luna y pude ver más
claramente.
Había un enorme agujero en la tierra más por detrás del árbol.
Parecía como si algo faltase allí.
Oía unos pasos en el pasto, cada vez más cerca, proviniendo
desde el lado de la casa opuesto al árbol. Dirección en la que paso la silueta
por mi ventana.
Abría mi boca grandemente, mientras la cubría con mis manos y
mis ojos lagrimeaban.
Al superar el shock entré a la casa y cerré la puerta.
Recostando mi espalda otra vez en ella con los ojos cerrados y llorando muy
fuerte.
Cuando los abrí vi una sobra delante mío y grité con todas mis
fuerzas.
-¡pará! ¡Pará! ¿Qué te pasa?- preguntó Tomás mientras me
sostenía desde los hombros.
- tu vecino de enfrente, está loco.- le decía entre llantos.-
¡hay un infectado afuera, él lo puso acá, el lo puso acá y quiere ver cómo nos
mata!-
-eeepa, pará nena pará, calmate- dijo, y vi por encima de su hombro que Ciara salía de la
habitación y mirándonos con muy mala cara entraba al baño, parecía enojada.
-¡Damián está afuera! ¡Buscalo por favor!- le gritaba, cuando me
interrumpió.
- ¿calmate si? Escuché tu conversación con él, no fue mi
intención, las paredes son delgadas, escuché lo que paso, seguro se fue afuera
a escuchar música. Vos estas exagerando…
seguro lo viste a él nomas caminando en la oscuridad y pensaste
cualquier cosa-
En parte me convenció y me tranquilicé, pudo haber sido la
paranoia post-pesadilla. Y por encima de sus hombros vi a su novia salir del
baño y cerrar fuerte la puerta de la habitación luego de entrar.
- ¿que le pasa?- pregunté.
-ese shot que tome hace un rato, creo que me bajo demasiado la
presión- dijo dirigiéndose hacia la mesa ,donde había una lámpara colgando del
techo, casi a la altura de nuestras cabezas.
Tomó asiento y dijo- me duele un poco la cabeza y…los ojos, los
siento como, no sé. Hinchados, me pican.-
-¿Y por qué está enojada?- volví a preguntar.
-ya te dije… tengo baja
presión sanguínea…- y lo miré confundida. Mientras puso sus manos en supinación
y dijo- ¿hace falta que te diga…? NO PUDE TENER UNA ERECCIÓN, No-Se-me-pa-ró-
Le sonreí y sentándome al lado suyo le dije- no es la gran cosa,
a todos ha de pasarle al menos una vez-
Su respuesta fue- y bueno, que les pase, pero no a mí- y se puso
de pie de golpe, yendo a la pileta donde lavamos platos. Donde abrió la canilla
y empezó a humedecer sus ojos con agua.
-To…Tomy… te tengo que decir algo. Cuando salimos a pasear con
Damian vimos…-
Y lo oí hacer unos ruidos de quejas muy exagerados
Cambié de tema- che… ¿qué mierda fue lo que tomaste?- pregunté
desde lejos, mientras me ponía de pie y me iba acercando.
-la luz me quemó boluda, me duele.- dijo él.
Lo tomé desde el mentón y miré sus ojos de cerca, no parecían
tener nada malo.
Mientras allí lo sostuve, él me tomó poniendo su mano por detrás
de mi cuello. Se acercaba… ¿quería darme un beso?
Su rostro venia lento hacia el mío… y yo miraba su boca.
Exhibió los dientes y los dirigió hacia la carne de mis labios.