4/10/13

Dead Outbreak: El Vecino 2 (parte 3)

Este episodio es continuacion de Dead Outbreak: El Vecino 2 (parte 2)

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eso es todo, disfruten


En ese instante, no tenía recuerdos, no sabía cómo había llegado ahí, solo sabía que era yo misma, recostada, mirando hacia un techo de madera.

Estaba todo muy húmedo, podía oír una gotera.

Giré el cuello hacia mis costados y noté que las paredes eran de tierra, me hallaba en un sótano mal construido.

Al mirar hacia arriba nuevamente…no pude volver a moverme. Estaba completamente estática y oía a alguien bajar escaleras.

Un hombre con un barbijo y lentes tomaba una botella con agua y volcaba su contenido en mi cara.

Era demasiada, me ahogaba, no podía respirar, y el líquido no dejaba de caer sobre mis fosas nasales.

Al comienzo creí que al vaciarse la botella podría volver a respirar. Pero eso no ocurrió, el envase nunca se vaciaba. En desesperación, mirando hacia mis narices, noté que ya no era agua. Ahora de allí caía sangre. Era cada vez más, a más velocidad. Y yo aun no conseguía respirar.

Desperté muy exaltada y transpirada, incluso cuando tenía al ventilador dándome de lleno.

Podía sentir mi corazón golpeando fuertemente mi pecho, y mi respiración estaba acelerada.

Desde la cama de al lado, quien allí dormía me preguntó- ¿estás bien?-

-s… si, si. Disculpame si te desperté- respondí mientras respiraba profundamente y lo sentía una experiencia única de alivio.

-no, para nada, no puedo dormir-

-Escuchame…vi algo raro afuera… antes de venir para acá a dormir. Vi al tipo de enfrente tirando agua a la tierra, alrededor de la casa.- le dije, espantada, recordando el miedo que había sentido, seguido de- hijo de puta, la boludes que dijiste afuera me hizo soñar feo.- Le lancé mi almohada.

Se rió unos segundos- ¿Lo del sótano no? disculpá-dijo quitándose la almohada de encima- pero no tiene nada de raro eso que viste, mucha gente riega sus plantas de noche. ¿Le dijiste a Tomás?-

-me acerqué a la puerta y escuché los besuqueos…no quería interrumpirlos, conociéndola a Ciara, lo iba a tomar como un… un acto de envidia.-

Él se sentó en la cama y luego de tomar aire y algo de coraje dijo- por qué no hacemos lo mismo, capaz te distraiga un poco del sueño que tuviste recién.-

Ahora fui yo la que tomó coraje. Me quité la transpiración de la frente y dije entre la oscuridad y la luz de la luna que entraba por la ventana- ¿acá? ¿Ahora?... Damián, me gustas, de verdad. Pero yo hasta ahora nunca llegué a “eso” con alguien, y no creo que eso vaya a ser con alguien que conocí un par de días atrás.-

Se recostó y puso las palmas detrás de la cabeza- ¿te puedo preguntar algo…?- y con la poca luz allí presente pudo ver que asenté la cabeza, y preguntó- ¿te sentiste obligada a venir…? Porque de verdad, estoy seguro de que sabias cual era el plan al venir acá…en un lugar alejado. Sin nadie que moleste. Sin nuestros viejos.-

Me acosté mirando hacia él, apoyada en mi brazo izquierdo y muy pensativa respondí- no sé…-

Se levantó sin decir nada, tomó su celular y auriculares de la pequeña mesa junto a la puerta y se fue. Muy pacíficamente, sin azotar la puerta, probablemente haya tenido solo un poco de frustración. Porque la verdad es que yo sabía a qué íbamos a ese lugar. Dudo en saber por qué acepté. Porque ¿Ciara iba? No sé, la verdad… no sé.

Mirando hacia el espacio cuadrado iluminado por la luz de afuera, noté a alguien caminar lentamente, marcando su sombra. Primero pensé que podía ser él… que recién había abandonado la habitación.

Pero lo escuché toser en el living. Y volteé rápido hacia la ventana a ver quién era… no había nada.

Me quedé paralizada por unos instantes. Mirando, a ver si pasaba de vuelta.

Imaginé las mil y un formas en las cuales reaccionar si era un desconocido. Empezaba a sentir dolor en la frente por la expresión de espanto que estaba ejerciendo.

Me levanté de un salto, tropecé con la cama vacía allí y me caí sobre ella, pero con un gateo veloz pasé al otro lado y con las piernas frenéticas salí de la habitación, vi la puerta de adelante abierta. A medida que me acercaba a ella, parecía como si ésta se alejase de mí (¿otra pesadilla?), fueron un par de segundos hasta que la alcancé, pero puedo asegurar que se sintió como una eternidad.

La azoté fuertemente. Y apoyé mi espalda contra ésta, con gran alivio… pero al abrir los ojos noté que algo faltaba en el living, él no estaba allí.

Con mucho miedo salí de la casa. Miré hacia los lados y no veía a mi ofendido chico.

-¡Damian! ¡¡¡Damian por favor, entrá!!!- grité casi llorando- ¡¡¡sabes que es peligroso Dami!!!.-

Cerré mis puños con mucha bronca. Sentía como si de detrás de alguna de las esquinas estuviese por salir el hombre al que vimos en la ruta.

Miré hacia el auto, y por la esquina de uno de mis ojos divisé un movimiento junto al árbol, donde empezaba a verse tierra removida.

La vi elevarse un par de centímetros y volver a caer.

Por dentro mío me lo negaba, eso no podía ser.

Volteé a mirar hacia adelante, hacia la casa de enfrente y vi la silueta de un hombre… agachado y un pequeño brillo en el centro.

Se movió un poco hacia el costado y su figura se volvió más entendible. Era el vecino de enfrente, observando hacia acá con un telescopio, observando más precisamente la tierra y sus plantaciones personales.

Volví a ver la tierra moverse, pero esta vez en varias secciones.

Por unos momentos las nubes descubrieron a la luna y pude ver más claramente.

Había un enorme agujero en la tierra más por detrás del árbol.

Parecía como si algo faltase allí.

Oía unos pasos en el pasto, cada vez más cerca, proviniendo desde el lado de la casa opuesto al árbol. Dirección en la que paso la silueta por mi ventana.

Abría mi boca grandemente, mientras la cubría con mis manos y mis ojos lagrimeaban.

Al superar el shock entré a la casa y cerré la puerta. Recostando mi espalda otra vez en ella con los ojos cerrados y llorando muy fuerte.

Cuando los abrí vi una sobra delante mío y grité con todas mis fuerzas.

-¡pará! ¡Pará! ¿Qué te pasa?- preguntó Tomás mientras me sostenía desde los hombros.

- tu vecino de enfrente, está loco.- le decía entre llantos.- ¡hay un infectado afuera, él lo puso acá, el lo puso acá y quiere ver cómo nos mata!-

-eeepa, pará nena pará, calmate- dijo, y vi  por encima de su hombro que Ciara salía de la habitación y mirándonos con muy mala cara entraba al baño, parecía enojada.

-¡Damián está afuera! ¡Buscalo por favor!- le gritaba, cuando me interrumpió.

- ¿calmate si? Escuché tu conversación con él, no fue mi intención, las paredes son delgadas, escuché lo que paso, seguro se fue afuera a escuchar música. Vos estas exagerando…  seguro lo viste a él nomas caminando en la oscuridad y pensaste cualquier cosa-

En parte me convenció y me tranquilicé, pudo haber sido la paranoia post-pesadilla. Y por encima de sus hombros vi a su novia salir del baño y cerrar fuerte la puerta de la habitación luego de entrar.

- ¿que le pasa?- pregunté.

-ese shot que tome hace un rato, creo que me bajo demasiado la presión- dijo dirigiéndose hacia la mesa ,donde había una lámpara colgando del techo, casi a la altura de nuestras cabezas.

Tomó asiento y dijo- me duele un poco la cabeza y…los ojos, los siento como, no sé. Hinchados, me pican.-

-¿Y por qué está enojada?- volví a preguntar.

-ya te dije…  tengo baja presión sanguínea…- y lo miré confundida. Mientras puso sus manos en supinación y dijo- ¿hace falta que te diga…? NO PUDE TENER UNA ERECCIÓN, No-Se-me-pa-ró-

Le sonreí y sentándome al lado suyo le dije- no es la gran cosa, a todos ha de pasarle al menos una vez-

Su respuesta fue- y bueno, que les pase, pero no a mí- y se puso de pie de golpe, yendo a la pileta donde lavamos platos. Donde abrió la canilla y empezó a humedecer sus ojos con agua.

-To…Tomy… te tengo que decir algo. Cuando salimos a pasear con Damian vimos…-

Y lo oí hacer unos ruidos de quejas muy exagerados

Cambié de tema- che… ¿qué mierda fue lo que tomaste?- pregunté desde lejos, mientras me ponía de pie y me iba acercando.

-la luz me quemó boluda, me duele.- dijo él.

Lo tomé desde el mentón y miré sus ojos de cerca, no parecían tener nada malo.

Mientras allí lo sostuve, él me tomó poniendo su mano por detrás de mi cuello. Se acercaba… ¿quería darme un beso?

Su rostro venia lento hacia el mío… y yo miraba su boca.

Exhibió los dientes y los dirigió hacia la carne de mis labios.



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