sigue en pie el mes de halloween
Disfrutad
La
ciudad de Buenos Aires de volvió un caos en los últimos meses.
Hacía
ya unos días se habían armado barricadas alrededor de la ciudad de Corrientes,
pero fueron inútiles.
Ya
no hay necesidad de ser mordido. Algunas personas, simplemente se transforman
luego de sufrir fiebre y dificultades motoras.
Se
puede caminar por las calles y ver que levantan cadáveres con sus cráneos
hechos pedazos. Está estrictamente prohibido para menores de 18 años salir después de las 6 de la tarde. Y después de
las 8, nadie se hace responsable de lo que te pueda pasar.
La
mayoría de las personas llenan sus casas de mercadería y se está haciendo muy
difícil conseguir alimentos de bajo precio. Los dueños de los mercados están
tomando ventaja de la situación, vendiendo bozales y correas para humanos,
también esposas y armas, de forma clandestina, por supuesto.
Así
como los delincuentes, que se hacen pasar por infectados para evitar ser
llevados a la cárcel. Mientras tanto, el gobierno y sus leyes, prohíben a los
policías asesinar a estas personas de extraño comportamiento, ya que la ley los
juzgará como a homicidas si son denunciados por los familiares de la víctima.
Las
noticias día a día dan falsos avisos sobre avances en busca de una cura o de un
gas que sea derramado sobre las ciudades para frenar con la maligna epidemia. Y
es obvio ver que son falsas. Porque nunca tenemos a alguien hablándonos de
forma seria al respecto.
Entonces,
todo permanece como si estuviésemos en guerra con la naturaleza. Al menos que
tengamos armas, y algo que cubra nuestros rostros de las cámaras en la vía
pública, tenemos que permanecer encerrados. Con constantes cortes de luz. Y si
alguno en el cuadro familiar padece de algún resfrío, tenemos que atarlo de
manos y pies, y ponerle un bozal.
Muchos recurren a usar correas.
Muchos recurren a usar correas.
Si
un familiar tuyo es infectado, lo conveniente es sacarle los dientes antes de
que inicie con su extraña metamorfosis, de lo contrario, si no puede comerse a
alguien, terminará devorando sus propios miembros o de no poder hacerlo, sus propios
labios.
Alimentarlo
es inútil. Terminará vomitando y día a día se desnutrirá. Se comportara como
una bestia, y seguirá en movimiento hasta que la putrefacción de su propio
cuerpo se lo impida.
En
la televisión, los programas dan avisos de cómo sobrevivir, también hay
programas en los que enseñan a parar la hemorragia, otros en los que
enseñan a armar antídotos con hierbas naturales y por internet, nos encontramos
con de todo.
YouTube
se está llenando de videos de personas que advierten sobre el apocalipsis,
también hay videos de algunas personas en Malvinas, diciendo que es seguro ir
allí. Pero cualquier cosa "seria" relacionada con el tema es instantáneamente
eliminado. Por lo que alrededor del mundo, se rumorea que es solo una
Conspiración mediática.
Pero
no engañan a nadie, tengo amigos en el exterior. Y ellos han de saber que algo
raro ocurre.
Aún
así, resulta imposible comunicarse, nuestro acceso en la red es muy limitado.
Bienvenidos
lectores… a Dead Outbreak: Supervivencia
Mi
nombre es Manuel Ríos, y tengo una historia bastante interesante qué contar.
Vivo
en la ciudad de Buenos Aires hace ya dos años, estudio ingeniería mecánica y
digamos que tan mal no me va.
Hace
casi un año, mi hermana se mudó a vivir conmigo y claro, tuvimos que imponer
reglas. Quien cocina, quien lava los platos y lo más importante, quién compra
los cigarrillos.
Como
me pasé el día estudiando y ella hizo todo lo demás, la difícil tarea de salir
del departamento me tocó a mí.
Me
dirigía hacia la estación de servicio más cercana, de forma urgente, porque ya
había oscurecido, y resultaba muy peligroso.
Al
entrar vi que allí había un matrimonio, bastante joven, y tenían a una bebé de
más o menos 9 o 10 meses durmiendo, tapada con una frazadita.
Le
grité al que atiende la cantina:–¡Phillip! ¿Cómo va todo?-
Tardó
un poco en salir de la puerta de detrás del mostrador, venia abrochándose los
pantalones, lo que me hizo suponer que tenían un baño de empleados ahí atrás.
Muy extraño, existiendo uno para clientes tan cerca del mostrador.
Enojado
me dijo:–FE-LI-PE, no Phillip.-
Le
respondí con una sonrisa- ¡jajaj desde la otra vez quedaste perseguido! te
estoy pidiendo una caja de puchos. Unos Phillip-
–¿Convertibles?
–Se,
compartimos con mi hermana, vamos disminuyendo el número de cajas por día- Dije
sacando la billetera de mi bolsillo.
Mientras
me los daba me aconsejó-Esto te está por matar pibe, ¿por qué no haces como yo
y aflojas? Me siento mucho mejor desde entonces- exclamó Phillip,
aconsejándome.
-Sí,
sí, gracias abuelo- le dije mientras me reía.
Después
volví a hablarle, a la vez que buscaba la cantidad exacta de billetes y monedas
para pagar:
–Hey ¿y tu compañerita de trabajo? La de la linda cola…-
–Hey ¿y tu compañerita de trabajo? La de la linda cola…-
Apretó
los labios y miró hacia la pareja, los cuales me habían escuchado e intentaban
retener sus risas o apuntar para otro lado.
-Si
yo no te avisaba ni te ibas a dar cuenta que tenía cola- me respondió entre
susurros.
-Y
por eso vas a ir al cielo Phillip- le dije sonriendo, seguido de- en serio,
¿por qué no vino? Le asusta el turno de noche por eso de los… los enfermos?-
-No,
no, creo que se enfermó- dijo poniendo su mano derecha en la nuca.
-Seguro
porque le contaste uno de tus chistes- dije mientras le pagaba la caja de
cigarrillos.
Levanté
la mano en forma de despedida, y lo veía mientras me iba. Y al mirar hacia
adelante me choqué con un muchacho que estaba entrando, traía la capucha de su
abrigo puesta.
-Perdón- dije y le di lugar para que pasara.
Levantó
la mirada, tenía unas ojeras enormes. Como si no hubiese dormido en días.
Dijo
a quien atiende ahí dentro- Cerrá esta puerta, poné un candado y apagá las
luces-
Y
éste respondió- ¿Eh? ¿Qué te pasa?- pero el muchacho muy enojado y asustado
a la vez gritó:
–Estoy escapándome de un grupo enorme, hacélo si no querés que todos acá mueran.-
–Estoy escapándome de un grupo enorme, hacélo si no querés que todos acá mueran.-
Instantáneamente
Felipe tomó las llaves y comenzó a trancar las puertas de adelante. El
matrimonio con el bebé miraban muy asustados y preguntaron:
- ¿no hay nadie ahí afuera? ¿Alguien que pueda entrar antes de que cierres?-
- ¿no hay nadie ahí afuera? ¿Alguien que pueda entrar antes de que cierres?-
Phillip
respondió- no, de noche es autoservicio acá, no tenemos empleados ahí, y el
guardia está en el baño.-
Apenas
cerró la puerta, apagó el televisor allí y las luces, tanto dentro, como fuera
de la estación.
Todos
estaban muy asustados e intentando digerir la repentina situación, ya que
ocurría más rápido de lo que podíamos entender.
Se
empezaron a oír muchas pisadas. Cada vez eran mas y mas, y se acercaban a las
paredes de vidrio.
El
muchacho de la capucha, arrastrándose, fue hacia las heladeras. Y sacó un vino
de caja.
Entre
murmureos, Felipe le dijo- ¡PSST! ¿qué haces?- y el joven abrió la caja y
empezó a mojarnos a todos con su contenido. Nosotros no nos movíamos ni nos
quejábamos para no hacer ruido.
Cuando
fue a tirarle vino a la pareja y al bebé, el hombre reaccionó, y tomó al
muchacho del cuello de su abrigo.
Él
les dijo- el olor, hay que despistarlos, hágame caso- y entonces lo hicieron.
Vimos
como los infectados empezaron a moverse en distintas direcciones y a alejarse
de allí.
Esto
era más que un alivio. Pero al verter el vino sobre su cabeza, el bebé se había
despertado, y comenzó a llorar.
El
chico tiró con fuerza la caja al piso y dijo fuerte:- Mierda!! Ya fue, encendé
nomas las luces.-
-Y
vos ¿quien sos?- le dijo muy curioso el padre de la criatura, que
lloraba sin parar mientras su madre intentaba consolarlo.
-Mientras
menos sepamos uno del otro, todo va a estar mejor, ok?- respondió el pibe, pero
yo insistí, a medida que Felipe volvía a
encender las luces y los pobres infectados se acercaban a los vidrios que nos
rodeaban:- no, no, vos ¿quién mierda sos? Y ¿por qué trajiste a todos estos
para acá?-
Oímos
unos golpeteos en el baño, parecía ser una cabeza contra la puerta.
Todos
nos miramos, especulando que el guardia había cambiado a lo peor posible.
Muy
exaltado, respirando fuerte, nos miró, uno por uno, y después se sacó su
abrigo.
El
extraño era delgado, parecía no haber estado comiendo bien, podía contar sus
costillas. Pero aun así, tenia bien marcado cada uno de sus músculos, y muchas
cicatrices. Parecían arañones, algunas de éstas tenían suturas, atención médica
de muy mala calidad.
Sus
antebrazos estaban totalmente envueltos en cinta adhesiva industrial plateada,
supongo que para evitar mordidas. Tenía el cabello largo, hasta la mitad de la
cara, al parecer se lo había cortado él mismo.
Dijo-
vengo del nordeste, hace un mes que estoy viajando…- mi amigo lo interrumpió
con- y ¿eso qué mierda nos importa? ¿Por qué nos metiste en esto?-
Y
volvimos a oír golpes en la puerta del baño, mientras que las bestias que nos
rodeaban hacían cada vez más ruido con sus gruñidos y con sus manos golpeando
lo que nos separaba de ellos.
Pero
el muchacho dijo enfurecido- Les importa, porque vengo sobreviviendo mucho más
de lo ustedes podrían, como saben esto empezó por allá arriba, pasé mucho más
de lo que ustedes se pueden imaginar.-
Entonces
me acerqué mucho y dije- ¿nos vas a decir quién mierda sos? Hijo de puta- y él
sacó del bolsillo de sus anchos pantalones un martillo que tenía la cabeza
envuelta en un paño.
Lo descubrió, fue a caminata rápida hacia la puerta del baño, la abrió y comenzó a golpear sin cesar la cabeza del guardia.
Lo descubrió, fue a caminata rápida hacia la puerta del baño, la abrió y comenzó a golpear sin cesar la cabeza del guardia.
Ni
siquiera tuvimos tiempo de ver si estaba transformado o no, pero él lo hizo, no
le preocupaba mucho estar matando a alguien en vano. Todo esto mientras la
mujer allí presente miraba hacia otro lado e intentaba callar a la criatura
desesperadamente.
Se
volteó, como si fuese en cámara lenta, mirándonos de forma amenazante y
diciendo- no tengo miedo en destrozar el
cráneo a cualquiera de ustedes que siquiera muestre signos de poner en peligro
mi vida.-
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