14/10/13

Dead Outbreak: Supervivencia (parte 4)

Perdí la noción del tiempo hace mucho. Tengo tantas pesadillas que a veces, cuando algo malo me pasa, no sé si estaré despierto, a veces incluso pienso en rendirme y dejar que me muerdan para ver si salgo de la pesadilla.

Pero de no ser así, volvería a sufrir lo que pasó aquella vez.

No sé hace cuanto fue, pero recuerdo muy bien como…

Chorreaba sangre por mi antebrazo, y por mi oreja, no tenia control de lo que hacía, sentía muy bien los olores, mi sangre me quemaba y sentía que el viento me raspaba.

Me dirigía hacia un hombre con un rifle. Junto a otro, que usaba lentes y estaba muy bien vestido.

Pude ver su desesperación al notar que no tenía más municiones. Y el hombre bien vestido lo convenció, de que yo era inofensivo.

Pusieron un pequeño muñón de madera entre mis mandíbulas para que no pueda atracarlos y me inmovilizaron.

Fueron largos días, durante los cuales mantenían mi cuerpo alimentado con sueros y mis ojos cerrados con un par de telas adhesivas.

Mis órganos se mantuvieron irrigados por sangre gracias a una maquina de bombeo inventada por aquel hombre, que era un doctor, y parecía entender muy bien lo que me ocurría parecía haber intentado esto antes.

Oyendo sus conversaciones entendí que estaban cambiando mi sangre.

Cuando me pusieron un corazón, solo fue cuestión de horas que me pudiese volver a mover.

Era algo increíble, abrir los ojos y volver a sentir la vida corriendo por mis venas.

Ya no sufría de esos extraños dolores…y sí, me faltaba mi mano izquierda.

Habían cortado mi cabello para que no estorbase y fuese más fácil higienizarme. Le di las gracias y me convertí prácticamente propiedad de ese hospital y de las autoridades de la ciudad de Resistencia-Chaco.

Me presentaron a quien hoy es mi mejor amigo, Javier, quien estuvo en contacto con el causante de toda esta catástrofe.

El hombre que me trajo de vuelta a la vida fue asesinado por unos policías, por ciertas razones…

Si él divulgaba la posibilidad de un tratamiento, seria aun más difícil tratar con los infectados. Pero no sirvió de mucho, aun así, el gobierno prohíbe el asesinato de estas personas.

Mi amigo y yo nos escapamos, porque yo podía dar fe de la existencia de un tratamiento y de que en cierto modo, esas personas, están vivas y conscientes de lo que pasa.

Planeábamos ir al Sur, donde creemos que ha de estar más limpio… pero en la ciudad de Buenos Aires… nos topamos con un inconveniente.

Después de gastar las 6 balas que tenía en mi arma, cargando con la pesada mochila y después de haber corrido en círculos por un buen rato, estaba escondido tras un auto, mirando como aproximadamente 20 de estos suicidas rodeaban el kiosco de una pequeña estación de servicio. Lo cual me hacía pensar que tenía que ser allí donde mi compañero decidió esconderse.

Desde que salimos de Chaco cargábamos con unos comunicadores de radio, pero lamentablemente casi nunca teníamos oportunidad de cargar las baterías. Esperaba que el suyo funcionase todavía.

Al principio no respondía, hice sonar su alarma un par de veces, pero no había caso. De todas formas, entre los espacios que había en esta multitud hambrienta, veía movimiento por allí.

Escuché el agudo grito de una mujer y pude ver una mano levantando el martillo que Javi siempre llevaba, el mismo que fue causante de toda esta locura. Al ver que el antebrazo que la sostenía, tenía cinta adhesiva plateada al igual que yo, supe que era mi amigo quien estaba allí dentro. Así que volví a hacer sonar la alarma del comunicador, y obtuve una respuesta

- Tranqui, tranqui, estaba ocupado la puta madre-

-Bien! Mierda, seguís vivo carajo- dije muy emocionado.

- ¿Como estas de municiones?- me preguntó

- Mal- fue mi respuesta- ¿y vos?- pregunté.

-tengo 3 balas en una pistola reglamentaria y acabo de matar al único que parecía ser un soldado potencial. Solo me queda un necrófilo, encerrado en el baño, un tipo que me cae mal y su mujer e hija de menos de un año.-

-okay … decile al tipo que todo va a salir bien, ya tengo una idea-respondi.

Curioso y emocionado dijo- uh, buenas noticias, en pleno negociamiento afloje uno de los vidrios y la grieta está creciendo.-

-okay, mirá hacia la puerta de enfrente, veo un toldo a tu izquierda y arriba de un auto, en el techo de donde están ustedes hay un par de tubos y cajas… tiene que haber una escalera al techo.-

Por unos segundos no dijeron nada, y me asusté, pregunté-Javi?- y no respondió.

De nuevo- Javi estas ahí?-

-si, si, estaba preguntando a nuestro Romeo si hay una escalera, dijo que sí. Cuál es tu idea?- dijo Javier.

Entonces expliqué- van a ir al techo, crear una distracción del otro lado mientras que ustedes se tiran sobre el toldo, resbalan al techo del auto y se bajan corriendo.- y otra vez hubo un silencio incomodo en los comunicadores…


Mientras oia que se avecinaba una de las molestas lluvias de Buenos Aires.

-Hay un problema che-dijo ahora, incomodándome bastante.

-Decime-

-La hija de mi buen amigo…es una bebé-

-entonces la distracción tiene que ser buena…eso me queres decir?-

-si, uno de ellos va a correr lento- respondió.

-Okay, ¿me dijiste que tenes un necrófilo?-pregunté yo

-así es- contestó.-

Y entonces me di a entender fácilmente:- Dale lo que quiere…-

La verdad nunca me parece bueno matar a un no infectado…pero los principios de algunas personas pensantes…te hacen desear que ojala ellos estuviesen bajo la infección. Así sus pensamientos enfermos y lejos de lo que consideramos sano o ético permanecerían en su mente…y no los manifestaría.

El último necrófilo que conocimos fue en el sur de corrientes, en “Esquina”.

Era jardinero en una iglesia, y una de las monjas se había enfermado, él la cuidaba…o se suponía que eso debía hacer.

Nos daba alojo en la habitación donde guardaba sus herramientas, un día lo encontramos efectuando su asquerosidad…

Usamos unas tijeras para arbustos para cortarle los genitales.

Cosimos la herida y lo dejamos vivo. Me pregunto cuánto tardó en suicidarse.

Volviendo a la situación en la estación, luego de un rato los vi en el techo. Y aparte de los gruñidos de las bestias ahora oía gotas de lluvia en el elevado techo, por encima de nuestras cabezas.

Pude ver a mi amigo, con un cigarrillo encendido en la boca, apuntando con el arma a un hombre un poco gordo, que estaba llorando. Lo llevo hasta el borde contrario de donde se encontraba el toldo y desde ahí lo obligó a gritar.

Todos los infectados fueron hacia allí, despejando la zona por donde debían bajar.

De una patada lo lanzo sobre la multitud caníbal y corrieron todos a descender…pero no seria suficiente, no todos los caminantes estarían distraídos…

Así que corrí velozmente, tome una de las mangueras y dibujé una línea de combustible entre la multitud y el auto allí detenido. Y Grité- FUEGO!-

Javier saltó, resbaló por el toldo, cayó sobre el auto y desde allí me tiro su cigarrillo, al cual puse instantáneamente en el suelo mojado con nafta.

La pareja y su bebé bajaron y Javi y yo corrimos…pero no oíamos a la pareja detrás nuestro.

Ambos volteamos y los vimos marcharse en el Auto que se encontraba allí estacionado.

Pudiendo ayudarnos, nos habían dejado atrás, a nuestra suerte.

Creí que estábamos corriendo sin dirección hasta que mi amigo, estirándome del hombro me dijo-por acá- y doblamos una esquina.

Estos infectados eran bastante recientes, asi que algunos aun podían caminar bastante rápido, era difícil hacer que pierdan nuestro rastro.

Usando una llave, Javi nos metió en un edificio.

Le pregunté:- de donde sacaste eso?- mientras él sonreía y nos llevó a un departamento en un tercer piso.

-Taraaan!- dijo cuando entramos y mi cara de confusión lo decía todo.

-  ¿que te parece lo que nos conseguí?- preguntó mientras yo me sentaba en un cómodo sofá- ¿y esto?-pregunte yo.

Un pibe ahí dentro empezó  sentirse mal…nos pusimos a hablar y me dijo que si salíamos podría pasar la noche acá, antes de seguir viajando.-

Estaba sorprendido, y a la vez con dudas, así que pregunté- se transformó?-

-El tipo del auto no me dejó matar al pibe antes de que cambiase…así que “causa consecuencia” mordió a su mujer…-

-Vos sabias que el auto era suyo?-pregunté a Javi.

-Si, era obvio, son viajeros igual que nosotros, no tenían acento porteño.-

Escuché un ruido venir del baño… alguien había tirado la cadena. Javi también lo notó, y me preguntó- Mono… estás listo para el quilombo?- a lo que respondí- La puta madre…-


Y salió una chica vistiendo un pijama, con unos auriculares puestos.