6/2/15

Por qué no donar dinero



Blaa blaa blaa, soy ateo soy mala persona, etc, etc.

Voy a empezar con los grupos de caridad y después paso a los que piden limosnas…

No voy a hablar de las donaciones a supermercados con la cajera hablando por la nariz “¿quiere donar shincuenta shentao para ayudar a los travestis con sida que blaa blaa bla?” ese es un tema aparte.

Tuve la…no sé si fortuna o el infortunio de haber pasado por muchos grupos de caridad, algunos religiosos, otros no, no tiene importancia… bueno, sí, tiene importancia, pero no viene al caso.

Cualquiera sea el grupo, intentaba de que no se tratara de algo muy grande como “Techo”, que tampoco viene al caso…bueno sí, mierda. No quería formar parte de algo que sé que ocurre. Que entra dinero, no solo se malgasta sino que pierde dirección y se gasta en cosas que no tienen nada que ver con lo que el donante tenía pensado aportar.

Aprendí la horrible lección de que no importa si el grupo es grande o chico, si te parecen de confianza o no, la plata es plata, es una forma de poder muy difícil de dirigir y muy tentadora. En uno de los grupos en los que participaba, llegué a ganar cierto grado de importancia, y pude entender qué era lo que pasaba un poco más arriba de los “recolectores”. Que son quienes ponen la cara para que el donante en cuestión diga “estas personas están haciendo algo bueno, voy a colaborar”.

Parte de la plata iba no solo a golosinas para las reuniones, de las cuales no se sacaba provecho casi nunca. A veces facturas, más de la necesarias, a veces para comprar paquetes de yerba, de los cuales no todos se quedaban en el centro de reunión. Otras veces pagaban el gas con las donaciones, gas que nosotros gastábamos calentando agua o cocinando…

Nunca nos decían “¿quieren poner plata para comprar algo de comer?”

Podrías decir que el grupo en el que estuve era una cagada… me gustaría ver tu cara al oir su nombre.

Pero de a poco me fui dando cuenta de que en otras cosas también era así, con las escuelas, o cualquier institución, por más pequeña que fuese.

No hace falta que sea así en todo, pero ¿en qué te gustaría que se gaste tu plata? ¿Por qué no donar el objeto en cuestión? Si te da pereza ir a comprar, por ejemplo, pañales o paquetes de arroz para donarlos, que tires un par de mangos no te acerca más al cielo.

Ahora… suponiendo que vivimos en una tierra utópica donde todos somos honestos, respetamos bla, bla, bla. Los que trabajan en los grupos de caridad u “ong”s son voluntarios… no necesariamente especializados en lo que hacen. Las elecciones de puestos se suelen hacer de forma democrática, así que solo hace falta alguien con buena parla para que pueda ser elegido como el que distribuye el dinero o decide de donde se conseguirán los materiales.

La plata se gasta mal, lo presencié, se utiliza mal y por ende no se le saca buen provecho. Y no hace falta pensarlo dos veces o verlo para darse cuenta. Estoy haciendo lo posible por no putear a nadie y que el texto mantenga su seriedad, quiero que el lector sea consciente de mi esfuerzo…

Donar limosnas… sí, es fuertísimo que se te acerque alguien totalmente desamparado y te diga que tiene hambre. Hace que, incluso, si uno le da algo o no, se sienta mal por no poder hacer nada más. Lo más probable es que el dinero no sea para (en el caso de que sea un infante) él. Los padres los mandan a pedir, algunos con buenas y otros con malas intenciones. Es una triste verdad, hay gente que se quedó sin su placebo, ya sea vino, faso, paco, cigarrillos o preservativos, y quiere comprar más y manda a su hijo a pedir monedas porque sabe que tiene más chances. Otros lo hacen por necesidad, pero ¿cómo podes asegurarte? ¿siquiera podes estar seguro de no estar haciendo un mal? Sí, absolutamente.

En mi familia, lo que aprendimos a hacer es preguntar “¿Qué necesitas?” y si es comida, uno puede hacerle un sándwich, dar en un plato algo de lo que sobro del almuerzo, que coma y luego te lo devuelva, o si sos un forro hijo de puta mal nacido (sin ofender) le das en una servilleta. El mito de que van a volver y a pedirte siempre es mentira, yo lo hago y no pasa, que no vivan tan bien como vos no los vuelve idiotas, tienen sentido común. Podes ofrecerles un trago de agua fría.

Pero quizás no solo necesita comida, no hace falta que viva con hambre.

“¿Tenes materiales para la escuela?” puede ser otra pregunta que venga bien. Pensá, quizás te sobre algún bolso, una mochila con un agujero que se puede coser, el zapato de cuando eras chiquito/a y nunca tiraste. Medias que no te entran, te sobran biromes, quizás tenes un cajón lleno y están de adorno. Un cuaderno al cual le quedan páginas en blanco pero no planeas usar.

¿Plata? ¿Qué va a hacer con tu plata? Suponiendo que el dinero sea para el niño o niña que te está pidiendo y de verdad quiere comprarse algo para sí, ¿no crees que vos lo invertirías mejor?

Más vale, existe la posibilidad de que esté ahorrando, más de una vez me pasó que algún muchacho adolescente ofrecía rosas o estampitas porque juntaba dinero para su viaje a Bariloche.

Digamos que en el centro te cruzas con alguien y te pide plata. Si te sentís mejor por tirar una moneda, la puerta está abierta… tirate de un quinto piso. Si te podes dar el lujo, ofrécele comprarle una porquería, quizás le alegres el día.


Eso es todo… no tiene mucha forma el texto, perdón.