3/8/12

Recomendación de película #1



Puedo, porque sé que puedo, presumir el haber visto muchas, muchísimas películas en mis 19 años de vida, y aprendí algo. No podemos juzgar a un filme por el año en el que fue hecho.

 Si una película es buena…es buena y punto, y en este caso, en la primer recomendación de película publicada en mi blog, quiero recomendarles un clásico de terror-gore…si no fue la primerísima primera.

Tenemos dos versiones que valen la pena. Una es de los 90 y la otra, ya para los años 60. En el 2006 salió una en 3D pero es tan mala como tropezar y apoyar la mano en mierda.



Pues, me estoy refiriendo a Night of the Living Dead. Y si no la viste, podes leer el artículo tranquilamente, no te la voy a arruinar, es más, voy a hacer que te intereses por ella.

Una joya…tremenda, una película increíble, la mismisisisisisisisisima primer con la temática de apocalipsis zombi.



Cualquier amante del género de terror que no haya visto esta película, no merece ser llamado tal.

Empezamos comentando sobre las actuaciones. Esta producción de muy bajo presupuesto, refiriéndonos a la versión en blanco y negro, fue la que dio la característica caminata lenta a los zombis.

Las actuaciones son buenísimas, podes darte cuenta de que el director no eligió a cualquiera. Podemos ver películas de esa época que eran tan malas como…no quiero seguir gastando comparaciones.

Cada uno de los personajes en esta trama, cumplen muy bien su función, para mi preferencia, creo que quien mejor lo hace es el héroe, el cual…rarísimamente, es un hombre de color.

Así es, una de las pelis de terror de la segunda mitad del siglo XX y el héroe es un hombre de raza negra. Y, alerta spoiler, no muere al comienzo.

Aclaremos… no es perfecta, y no se trata de ver sangre volando por todos lados, sino que tiene una trama muy fuerte.

Lo que logra con la ambientación, las tomas de cámara y las actuaciones, es ponernos al tanto de una situación desesperante, simplemente traten de ambientarse.

A estas alturas, muchos habrán jugado al Call Of Duty en la versión de Nazi Zombies. En la cual hay que ir cubriendo las puertas y ventanas para evitar que los muertos resucitados ingresen. Muchos, muchísimos, habrán jugado al queridísimo y amado Resident Evil, hablo del primero de todos, con esos gráficos espantosos, inclusive para la época y con sus asquerosos controles, pues los desarrolladores de Resident Evil, con el poco dinero, lograron ambientarnos, gracias a su historia, sus pésimas actuaciones de voz y su desafinada música, en una película de George Romero, el que empezó con toda esta locura de epidemias zombi.



Tan famosa es la película? Si

Y por qué no la has visto? Porque generalmente la televisión está llena de mierda

Ahora vamos con la sinopsis:


Una mujer muy bonita y su hermano se van a visitar la tumba de su madre, la cual queda muy alejada y , por lo que hablan de esta vieja, no era muy buena. Al parecer, nuestro personaje principal, la piba, tiene pavor a los Semen… digo, Cementerios, y su hermano se la pasa haciéndole jodas, fingiendo una voz que dice- Vienen por ti, Barbara- y casualmente…algo asi ocurre.
Una escena increíblemente desesperante, con una excelente música hace que te muerdas las uñas hasta que la chica llega a una casa, en la cual conoce a otros 5 personajes y balbucean sobre una niña con fiebre en el sótano.



Aquí inician los problemas, y principalmente por la época en la que fue hecha la primer versión de la peli. El mas-capito, el que tiene las bolas puestas y un gran complejo de líder, es una persona de color, y no todos están contentos de que dicho personaje quiera tomar el mando. A parte de que intentan tomar decisiones que pueden tener consecuencias mortales, como salir o no de la casa, buscar ayuda o esperar por ella, esconderse en el sótano o intentar cubrir las ventanas.

Miren… la versión de los 90, va por su cuenta buscarla, y si la encuentran, que esté en ingles y con subtítulos, porque la traducción arruina un 50% a cualquier película.
La Night of The Living Dead Original, la del 68 está totalmente gratis en youtube, en ingles, CREO que se pueden usar los subtitulos…si no sabes usar subtitulos en youtube, jodete por gil.

Pero la decisión difícil es “cual mirar primero?”
Mirá, si querés ver zombis desangrándose, maquillaje excelente y efectos especiales de los 90… ya sabes cual deberás ver.

Pero si querés entender de donde salió toda esta locura de muertos vivientes que tanta fama tiene, y una historia increíblemente dramática, como no salen más, busca Night of the living dead subtitulada en youtube. Y que sea la versión en blanco y negro, la que está a color en semen de tortuga.

Vos qué crees que pase?

Sobrevivirán?

Mi Puntuación personal:
Versión de 1968: 10.0









Versión de los 90's: 8.5









Eso fue todo, espero haberte interesado un poco más en esta película del señor G.A. Romero.


Muchas gracias por leer.

Dead Outbreak: Cronicas (Parte 3)


Por decisión unánime fue Nico quien terminó conduciendo el vehículo.

Gonzalo estaba muy espantado aun por la muerte de su amiga y Belén todavía sentía como si estuviese en el borde de su techo, a punto de caer sobre las expectantes mandíbulas de la multitud de cuerpos reanimados. Todos iban sujetados de algún poste.

No pasaban una cuadra sin chocar contra alguno de los autos que se encontraban detenidos a la mitad de la calle o algún grupo de tres o más mordedores.

Belén comenzó a dudar de él cuando giró hacia la izquierda, en dirección hacia la escuela, de la que tanto les había costado escapar. Quiso soltar el poste del que se sujetaba y llegar hasta él. Pero no era seguro. Habría salido despegada hacia el parabrisas, el cual ya estaba casi del todo cubierto de sangre.

Se detuvo frente a la Escuela, el corazón de Belén se aceleró como si de un redoble de tambores se tratase.
–Yo…yo me bajo acá, sigan ustedes.– dijo y desabrochó el cinturón del asiento de chofer.

Gonzalo permaneció en su esquina, mirando al suelo.

Bel se abalanzó sobre Nico y preguntó:– ¿Qué? ¿Después de todo eso? Estás loco.

–No sabemos cuánto duran vivos, no es una película, el cuerpo de un muerto se descompone Belén… estos, los de la escuela ya han de…

–¿Por qué estamos acá? ¿Qué viniste a buscar?

Nicolás titubeaba, no se atreve a mirarla de frente.

–Ce…Celeste, mi compañera. No la vi salir del curso, no la vi muerta por los pasillos. Capaz se escondió en el baño. Es probable.–

–Una chica. Vinimos hasta acá porque vos…–

–No, no– repitió el agarrándola de los hombros– Es mi amiga, Bel. Y después que vi como balearon a dos y como se comieron a otros, el solo pensar que podría estar dejandola atrás me hace… me…–


Comenzaban a oír los pasos de algunas de las bestias acercarse hacia el vehículo, sí querían irse de allí, era el momento.

–Es poco probable que hayan muchas de estas cosas ahí dentro– dijo Gonzalo para romper su silencio. Ambos voltearon hacia él.– Hay más gente afuera que adentro… ¿no?–

Belén soltó a Nico, se separaron y éste se puso de pie.
–Vamos…– dijo ella.– Vamos los tres, rápido. Si alguno se queda acá va a terminar llamando a más muertos y los otros dos no van a poder subir.

El interior de la institución parecía haber sido una zona de guerra. El suelo estaba repleto de estrellas rojas generadas por el impacto de los cuerpos cayendo desde el segundo piso. Se denotaban desesperados manchones de sangre hechos con manos contra las paredes y postes.

Resbalones en el suelo. Dientes, algunos restos de ropa y zapatos. Sonaban algunos truenos a lo lejos y éstos rebotaban en las paredes del edificio en forma de cubo sin techo.

Al atravesar el patio, donde vieron en el suelo a un policía sobre un charco de sangre, con sus intestinos afuera, caminaron alejados de las puertas y escaleras de forma intencional, pudieron sentir pequeños puntos fríos sobre sus pieles, los cuales comenzaban a crecer y tomar forma de gotas de lluvia.

A Gonza y Belén les llamó la atención que Nicolás no fuese directo a los baños, ni del primer ni segundo piso.

Se dirigió directo hacia las escaleras que daban con el hall frontal del segundo piso, la zona oscura de la escuela, donde se encontraba el acceso a la rectoría y el laboratorio. Notó que los demás querían preguntarle exactamente a dónde iba, pero obviamente, querían evitar hacer ruido. Los miró haciendo el gesto de un arma.

Quería ir a donde mataron a sus amigos y ver si encontraban el fusil de alguno de los “médicos” que habían baleado a Gastón y Bruno.

Ingresaron al laboratorio, donde no había rastro alguno de los hombres con traje de protección, solo algunos cartuchos de bala en el suelo.

Belén estuvo a punto de hablar, se asomó a agarrar del hombro a Nico, quien estaba revisando los cajones en busca de cualquier cosa que pusiese usar como arma, cuando escucharon el sonido de unas mandíbulas temblando y el agudo rechinar de dientes.

Los tres voltearon con cada uno de sus músculos tan tensos como podría ser posible. EL ruido venía desde detrás de las mesas. Esperaron lo peor, imaginaron exactamente lo que no querían ver.

Lentamente, con el corazón en la garganta, se asomaron a mirar, estando seguros de que era una mala idea. Era Bruno, quien estaba comiéndose su propio antebrazo izquierdo. Del cual no quedaba casi nada, solo huesos con algunos restos de carne adherida.


Belén y Gonzalo tosieron y alejaron la mirada con el fin de evadir las inminentes arcadas, mientras Nico intentaba no quebrar en un ataque de pánico tras ver semejante horror. Sus manos temblaban y sus piernas habían sido inmovilizadas.

La caníbal versión de Bruno notó la presencia de no infectados e intentó levantarse. Le costaba mucho y lo hacía lenta y sufridamente debido a que los músculos de su pecho y abdomen se encontraban en un estado deplorable gracias al impacto de las incontables balas.

Por la forma de su pecho, con muchas partes hundidas, era fácil notar que tenía muchas costillas rotas.
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El grupo de sobrevivientes no le tuvo miedo, es más, dos de ellos sintieron hasta lástima por él.

Bel dijo– Tengo una idea. Nico, ¿tenés un cinto puesto?–

–Sí– le contestó este. Y ella le dijo– Dámelo– y en un movimiento rápido se lo puso alrededor de la boca del infectado y lo usó como correa. Los otros dos, la miraron y dudaron de lo que podría ella estar planeando.

Sin ningún miedo, lo llevó como si fuese un niño, desde la mano, y el no–muerto gruñó como si de un berrinche se tratara. Hasta que uno se decidió a saciar su pavorosa curiosidad y musitó – ¿Qué haces boluda? no es un perro.–

Ella lo miró de mala forma. Contestó– No sé si se dieron cuenta de que no lo mordieron, él murió baleado, pero está infectado. Capaz podamos aprender algo, o llevarlo a un médico y que nos diga un poco.

Nicolás respondió– ¿Un médico? ¿Crees que un médico te va a atender?– y ella se detuvo y le dijo– Vos y yo conocemos al hijo de uno muy bueno…

En el camino de regreso al vehículo escucharon un sonido muy peculiar, era un radio transmisor haciendo sus característicos sonidos de interferencia.

Miraron obedeciendo a sus oídos y vieron el cuerpo del policía desplomado en el suelo, notaron algo que no habían visto antes, un agujero en su cráneo. De su cinturón colgaban un par de esposas, un arma, y un Radio, del cual salió una voz que dijo:

– ¿Hola? ¡Por favor contesten! ¿Alguien me escucha?

[…]


Mariano:


Recuerdo que la noche anterior fue de lo más calma, un amigo de mis padres, un honesto Jefe de policía nos visitó. Trajo un vino y los invitó a compartir unas copas. No pude escuchar qué era lo que les decía, pero ellos me dijeron que al día siguiente no fuese a clases. Les pregunté por qué y simplemente me dijeron que no era necesario, y que hiciera mis maletas, viajaríamos la noche siguiente.

Mi nombre es Mariano Verón, y esta es la historia del inicio del fin de mi humanidad.


A decir verdad estaba bastante contento de no haber ido al colegio, me levanté más o menos a las 11 de la mañana.

Encendí el televisor y éste estaba en un canal de noticias cuya emisora se encuentra en la capital del país. Se hablaba del simulacro de prueba que se estaba realizando en la ciudad de Corrientes.

Se simularía la búsqueda de unos traficantes en una zona determinada con márgenes bien marcados.

Aproximadamente para el medio día entraron mis padres con una gran cantidad de mercaderías y me preguntaron si ya había hecho mis maletas.

Mi hermana empezó a interrogarme respecto al repentino viaje, pero para su mala suerte yo desconocía tanto respecto a la situación como ella. Pero poco me importaba…con tal de viajar.

En un momento salieron mis viejos, de compras, mi hermana los acompañó porque dijo que quería ver la barricada que se estaba armando en la mitad de la Avenida 3 de Abril para realizar el simulacro.

Y yo, como era común, me quedé mirando boludeces en Youtube.

Más o menos media hora después de que partieron sonó mi celular, lo contesté tranquilamente y el diálogo fue más o menos así:

–¿Hola?

–¡Mariano! Marianosoy Maga (mi hermana)

–Hey, sí, ¿que pasa?

–¡Poné llave! ¡AAAH! ¡Cuidado!, ¡Cerrá todas las puertas! ¡Son demasiados!

Se me congelaron las piernas

–¿Eh? ¿Por qué? ¿Qué pasa?

Y allí escuché un gran escándalo, choques de autos, vidrios rompiéndose, seguido de gruñidos. Golpes, salpicones… y mi propio corazón dando patadas a mi esternón.

Al mirar hacia mi laptop, noté que ya no había señal de internet, intenté encender las luces y no, no había más energía. Algo terrible estaba ocurriendo, y no tenía forma de averiguar de qué se trataba. Me negaba a mí mismo siquiera mirar hacia afuera por la ventana. Temía ligar un disparo o alertar a alguien de que me encontraba allí.

No tardé mucho en darme cuenta que, en realidad, mientras antes encontrara con quien refugiarme, sea que fuere que estaba ocurriendo, tendría más posibilidades de que no me mataran. 


Fui a buscar las llaves para salir de casa e irme con unos tíos que vivían por allí cerca. Pero mi familia se había llevado todas las llaves, y me habían dejado encerrado.

La desesperación era terrible, no podía dejar de temblar. Se me imposibilitaba pensar claramente.

¿Qué le había pasado a mi familia? ¿Era parte del simulacro? ¿Era realmente un simulacro?

Todo aquello fue interrumpido por el fuerte ruido de unos camiones verde oscuro que llegaron en fila. Por un megáfono dijeron de forma sistemática

–Atención, estamos haciendo una evacuación temporal, por favor ingresen a los acoplados y los vamos a llevar a un lugar seguro– las personas se empezaron a desesperar, yo hacía ruido desde mi ventana para avisarles que no podía salir. Pero el barullo fuera y el mismo megáfono con el mensaje que se repetía, impedía que me escuchasen.

Hasta que recordé que podía desarmar los brazos mecánicos del portón del garaje para abrirlo sin necesidad del control remoto.

Al salir al pasillo que conectaba la cocina con el garaje y el patio escuché unos ruidos detrás de mí, pero los ignoré, la prioridad era llegar a los camiones y salir de allí lo antes posible. Proseguí a intentar abrir el portón.

Mientras estaba desarmando uno de los brazos empecé a escuchar una respiración muy profunda, y una voz ronca detrás de mí. Pero fue un gruñido feroz el que me voltear para cuando ya tenía encima a mi vecino de al lado (un hombre anciano) escupiéndome litros de sangre. Al parecer había estado masticando sus propios labios y lengua.

Pero ¿Cómo había llegado allí? Posiblemente saltando el muro…escalándolo, no se me ocurría otra forma, y tampoco era el mejor momento para ponerme a meditarlo.

Me lo quité de encima usando tanta fuerza como fue necesaria, más de la que creí poder soportar sin sufrir de fuertes dolores. Volví a entrar a la cocina y cerré la puerta. Al mirar de nuevo por la ventana, vi que los camiones cerraron sus puertas traseras y partieron, dejando a muchas personas atrás.

Abrí las canillas para lavarme la cara y no salía nada de agua, no sabía cuánto tiempo iba a estar allí atrapado por lo tanto no usé el agua que tenía embotellada para limpiarme la sangre de la cara, solo una toalla.

Toda esa tarde tuve que pasarla escuchando los gruñidos del anciano esquizofrénico intentando romper la puerta que nos separaba. Fue al anochecer, a penas, cuando empecé a entender más o menos lo que estaba ocurriendo.

No dudaba mucho en qué hacer, más bien me cuestionaba si era moralmente correcto, no se trataba de una película de horror, era real, con personas reales y consecuencias reales. Tomé el cuchillo más grande que tenía a mano y envolví mis muñecas cada una con una toalla pequeña, debía protegerme, evitar ser mordido, me puse una campera de cuero encima de eso y una bufanda, para cuidar mi cuello.

Abrí repentinamente la puerta y cuando el sangriento ser entró corriendo, fue directo hacia la punta de mi arma blanca.

 El cuchillo ingresó por su ojo y pude sentirlo quebrando las orbitas de su cráneo y luego su macizo cerebro… solo cayó desplomado, con el puñal firme contra la zona de impacto.

Permanecí de pie…con las piernas temblando, un fuerte dolor de rodillas y la sangre tan fría como fluida.

Pero algo no andaba bien…escuché más pasos…y al mirar por el pasillo, vi muchas…muchas siluetas en el patio de casa, caminando con la misma deformidad.

Volví a cerrar la puerta, e hice silencio para evitar atraerlos… no sirvió de nada. Empezaron a golpearla. Llegaron a romper los vidrios que ésta tenía… cerré la puerta que conectaba la cocina con el living. Empecé a buscar la llave de la misma con tal desesperación que no me daba cuenta de que casi no quedaba luz residual dentro de mi hogar.

Arranqué cada cajón que había en la casa y lo único que me iluminaba en la ya casi absoluta oscuridad era la pantalla de mi teléfono celular.

No estaba por ninguno de los cajones. Pero en un momento, agachado en el piso, al lado de una puerta, noté algo. Las aberturas de la casa no estaban del todo aseguradas con las bisagras. Podía simplemente levantarlas y sacarlas de lugar.

Quité primero la puerta de mi habitación (la cual tiene siempre la llave puesta) y la llevé hasta el living… ahora venía lo más difícil y arriesgado, abrir la de la cocina-living y cambiarla antes de que rompiesen la que conectaba con el pasillo…que se encuentra atravesando la diminuta habitación donde se encontraba el agua y los alimentos, a solo 3 metros.

La quité de un tirón hacia arriba y la recosté furiosamente sobre las manos estiradas que pasaban por los huecos en la casi destruida puerta del pasillo. Intenté colocar la otra puerta… al primer intento, no enganché una de las bisagras… al segundo, otra vez, y podía escuchar la madera rompiéndose, esos hijos de puta me iban a comer vivo.

Al tercer intento…lo logré. La cerré a toda velocidad, y al azotarla, la llave cayó. Haber escuchado su ruido me habría guiado para hallarla en la oscuridad. Pero fue opacado por el sonido de la abertura del pasillo hacia la cocina, haciéndose pedazos en un instante. Tenía a una horda de caníbales golpeteando y no tenía una llave, peor aún, al parecer sabían utilizar el picaporte… iluminé el suelo con mi celular y logre divisarla.

Trabar esa puerta fue uno de los alivios más grandes de mi vida… pero pasar la noche allí no sería nada seguro. Observé la situación. Tenía una puerta delantera muy gruesa, no tenía llave para abrirla  ni herramientas para hacer un intento de trabajo de cerrajería, éstas habían quedado en el garaje.

Miré en una de las esquinas del living… la colección de mi viejo, una barra… y muchos licores caros.

Por el momento no tenía planeado embriagarme, y la puerta era de madera. Fui a mi habitación  y busqué por todos lados un encendedor que me habían regalado y jamás usé. Es increíble que luego de arrancar todos los cajones, y tirar las cosas por todos lados, lo haya encontrado con tanta oscuridad.

Extendí el brazo por una de las ventanas junto a la puerta (las cuales tienen rejas con espacios muy pequeños) y derramé mucho licor en la parte de afuera. Encendí uno de mis calzoncillos en  llamas y lo lancé.

Mientras la puerta se consumía y la casa se llenaba de humo, me encerré en la habitación de mis padres armando bombas molotov con medias y ropa interior.

Las puse en una gran mochila y fui a buscar una frazada para cubrirme, la humedecí con bebidas no inflamables, la puse por encima de mi cabeza y corrí hacia la puerta, esperé a que se consumiese más por el fuego. Ya era difícil respirar y ver, casi imposible. Tras fuertes golpes que pagué con dolores de espalda y hombros la atravesé como si estuviese hecha de telgopor.

Aun me quedaba atravesar la reja, la cual tiene puntas por encima, pero por fuera de la casa era aún menos seguro, así que colgué mi mochila allí y escalé hasta el techo del garaje, donde pasé la noche. Dormir fue solo un resultado de mi tremendo alivio.

 Al despertarme, con una leve llovizna en la cara, chequeé el panorama. La calle estaba vacía, y mi mochila no estaba. Quizás se cayó mientras me moví dormido.

Me bajé del techo de un salto y me acerqué al pequeño lugar designado a unos policías en mi barrio, algo así como una casa de 3x5 metros. Estaba vacío. Pude ver una consola de radio, estaba conectada. La encendí e intenté contactar con alguna frecuencia al azar. Dije– ¿Hola? ¡Por favor conteste! ¿Alguien me escucha?

Esperé unos segundos. Escuché – ¿hola? ¿Es un policía? Por favor necesitamos ayuda– la voz de una mujer… me sonaba muy familiar.

 –No, no soy policía, pero por favor, tranquilícese. ¿Puede decirme dónde está?

–La…la escuela normal, que está por–.. y ahí fue cuando la reconocí

–¡Belén! Boluda, Belén, ¿sos vos? Te habla Mariano.
Y con un tono de gran sorpresa exclamó– ¡MARIANO! no puede ser, escucháme, necesitamos que tu viejo…–  y nuestra charla fue interrumpida por el sonido de un fuerte disparo.

– ¡Nooooooo! ¡Nooo!– gritaba Belén.

–¡¡¡¿¿¿¿Qué pasó????!!! Bel ¿estás bien?–y su respuesta, me dejó con la sangre helada:

– ¡NICO! ¡NICO!, ¡NICO SE DISPARÓ!-




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