10/10/12

Cuento de Terror: Solicitud de Amistad



Como disfrutar más de ésta historia?

Muy fácil, haciendo click derecho en este link, y abriéndolo en una pestaña. 
También te recomiendo escuchar música de piano para acompañar.

Iba a dividirlo en dos partes…pero na, me iban a odiar. Buenas noches, disfrútenlo.


Mariana- 19 años

Iba saliendo de mi clase de apoyo de  inglés, como no me gusta llevar mochila ni nada de eso, llevaba mis útiles en la mano.

Cuando estaba por salir del instituto, me detuvo alguien, una chica. Y me dijo- hey, vos sos Mariela Benitez?- y yo le miré raro, ya que no le conocía y le respondí con desconfianza- si, y vos quien sos? Yo no te conozco- me contestó-  había un pibito con una foto tuya, preguntando tu nombre a todos, en la puerta.-

Ya un poco asustada le dije- fijáte si sigue en la puerta –ella me contestó- no, no, una chica le dijo tu nombre y se fue-

Entonces, más asustada aún, con miedo de salir, pero aun mas de humillarme al pedir que alguien me acompañe. Abandoné el lugar sola. Vivo a unas 4 cuadras, así que no sería problema llegar.

Pero al ser de noche, y yo con cada vez más paranoia, de los autos que cruzaban, de las personas con las que cruzaba miradas, mientras sostenía mis útiles y aceleraba los pasos… sentía mucha incomodidad por lo que por mi cabeza pasaba, como posibles consecuencias de que esa persona sepa mi nombre.

Así seguí, caminando, a las apuradas, y las cuadras parecían hacerse cada vez más largas.

Mientras daba pasos escuchaba otros más detrás mío… mi corazón latía muy fuerte.

Frené de golpe y los seguí escuchando, por un par de segundos, me di vuelta y no había nadie. Lo cual para nada me alivió, mientras miraba para atrás, arranque de nuevo mi caminata rápida y

PUFF

Me choqué contra alguien y tiré mis cosas.

Mientras las levantaba dije - perdón, perdón, disculpe, es que – y me contestó- Maru? – lo miré y lo reconocí al instante. –Rodri, que tal, como andas?-le dije.

-Bien che, vos? Por qué tan exaltada?-

-estee, emm- me puse la mano en la frente y sonreí- no sé, me agarro un ataque de paranoia, pasa que estaba saliendo de inglés y…-  me interrumpió golpeándome en el hombro como si yo fuese un pibe más y me dijo- escuchame, yo tenía que decirte algo no me acuerdo… a ver…- miró hacia arriba por unos segundos y dijo- tengo un amigo! que quiero que conozcas, y necesito tu permiso para pasarle tu facebook. Se puede?-

Lo miré con duda y dije- puedo confiar en vos?- y él se rió y dijo- más vale, es más, te prometo que van a ser muy felices- me sacó una sonrisa y nos despedimos. Gracias a él pude caminar el resto del camino a casa mucho más tranquilamente.

Ese es Rodrigo, un pibe que conocí en el bondi que me lleva a Resistencia, Chaco, donde queda la  Facultad a la que asisto todas las mañanas.

La verdad no tenía nada de qué preocuparme, sus amigos están, la mayoría, bastante buenos.

 Al llegar al portón de casa, estaba cerrado con llave, por lo que tuve que sacar la mía y abrirla, lo cual no es un trabajo fácil. La verdad no hay necesidad de ponerle llave, está la reja, y a unos 5 pasos, la puerta, pero hay una razón por la cual siguen haciéndolo.

Mi vieja tiene la costumbre de trancar el portón, porque dice que alguien va a entrar y robarnos los números que están arriba de la puerta, donde dice la dirección en la que vivimos.

Al entrar me senté en la compu y abrí el facebook. Tenía dos solicitudes de amistad, una de un chico, y otra de una mina. Hice click al perfil del chico y no podía ver mucho. Es más, ni siquiera era su nombre el que aparecía, era solo un apodo, que no viene al caso mencionar.

Decidí no juzgar todo por su apariencia y aceptar la solicitud. No podía ver si era un amigo en común con Rodri, porque él cerró su cuenta hace poco. Pero supuse que era su amigo.

Cuando fui hasta la cocina a buscarme una botella de agua, vi en la heladera un papel, era la letra de mi viejo, decía- Nos fuimos a comer a la casa del tío Julian, si queres veni- [mi tío vive a dos cuadras]

De regreso en la computadora, ni bien acepté la solicitud, se me abrió la ventana de chat, estaba hablando desde su celular (podía ver el signito).

Dijo:

-hola.

La verdad, me llamó la atención… no recuerdo cuando fue la última vez que inicié una conversación on-line con un “Hola”, pero ya fue su amigo el que se tuvo que acercar a hablarme, así que…ha de ser tímido, ha de estar nervioso y contesté

-hey  :)  qué tal?-

Cuando empecé a escuchar que los de al lado, unos vecinos molestos, empezaron otra vez a poner su música fuerte. Generalmente escuchan música clásica, lo cual no está mal… pero toda la noche? Ya es mucho che.

Al cabo de un par de minutos, en los que veía que este contacto escribia y borraba, escribia y borraba.

Esto me provocó mucha ternura y le mandé un sms a Rodri diciendo- tu amigo es un tierno, lo acepté y no sabe qué decir.

 Hasta que alcance a leer lo siguiente:

- muy bien, no sabes las ganas que tenia de verte.- y yo le respondí, extrañada - tenias? Todavía no nos vimos-

Entonces ocurrió lo que iniciaría con esta pesadilla… me envió un archivo adjunto…pero justo en el instante en el que iba a descargarlo, se cortó la luz en casa.

Llegué a encontrar dos velas en uno de los cajones de la cocina, encendí una de ellas y subí las escaleras, frustradísima, para buscar mi celular y seguir chateando. Dejé la vela  en mi pieza, la cual está en el piso de arriba y su ventana da al patio.

 Me quité los zapatos y las medias y me recosté en la cama y vi que tenía un mensaje recibido de Rodri…pero lo ignoré, quería saber qué me había enviado su amigo.

Me conecté de nuevo al Facebook, usando el wi-fi de mis molestos vecinos.

Cuando lo hice, noté que tenía recibidos cuatro archivos adjuntos de parte del nuevo contacto… pero algo me llamó la atención… aun podía escuchar música en la casa de al lado, es decir que la luz solo se había cortado en mi casa.

Bajé el primer archivo adjunto… era una foto, era yo, saliendo el instituto de inglés, con mis útiles en la mano.

Mis manos comenzaron a temblar de una manera impresionante, mientras intentaba coordinar los dedos para descargar el siguiente archivo, era otra foto en la que estaba yo, charlando con Rodrigo en la calle. Había sido tomada desde la vereda de enfrente.

Seguí con la otra foto, cada vez con la sangre más fría, yo… entrando por el portón de casa.

Y la última, fue la que me hizo sentir un ejército de hormigas subiendo por mi cuello, estaba yo, sentada en la computadora, la foto fue tomada desde la ventana junto a la puerta.

Mi vista se nublaba, me estaba enloqueciendo, respiraba como si fuese todo un complicado trabajo.

Fue entonces cuando salí del facebook para leer el sms recibido de parte de Rodrigo. El mensaje decía:

- “eh??? tdv no le pasé tu nombre completo”

Escuché un fuerte ruido desde abajo… y solté mi celular de un salto, se cayó al suelo y se desarmó totalmente.

El ruido era la puerta, estaban intentando abrirla a los golpes.

Totalmente desesperada, buscaba las piezas de mi celular para volver a armarlo (mientras de fondo se oía una melodía de Vivaldi). Y logré hacerlo. Pero quienes me conozcan bien, saben lo mucho que tarda esta basura en encenderse. Y mientras presionaba el botón, me iba acercando hacia la escalera, con los sonidos bruscos de los golpes contra la gruesa madera.

PUM

PUM!

PUMM!

Mientras me sentaba en el último escalón, en lo mas alto, y me preparaba para llamar a quien fuera, miraba como con cada golpe, la puerta vibraba.

Mi celular no terminaba de encenderse, hasta que vi su pantalla:

- “no se detecta tarjeta SIM”-

Supuse que el golpe era el causante del mal funcionamiento, así que quité la batería para intentar reacomodar la tarjeta, pero no estaba ahí.

Se me había caído en el piso de mi pieza.

Corrí hasta allí y no lo encontraba, la tarjeta no estaba por ningún lado.

Hasta que la vi, debajo de mi cama, la tomé y armé todo lo más rápido posible… pero ya no oía los golpes, solo una música de piano, proviniendo desde la casa de al lado.

Al encender el celular ahora, lo primero que recibi fue una notificación de facebook, y quien quiera que fuese, podía pedirle ayuda.

Leí el mensaje y decía- “voy para tu pieza”.- miré por la ventana hacia el patio y ví una silueta, de pie en la mitad del espacio verde… era muy delgado, y no podía ver mas allá del contorno de su cuerpo.

Obviamente desde fuera, vio cual era mi habitación, empecé a desesperarme y escuché un vidrio romperse.

No pensé ni un segundo antes de correr hasta el baño, me recosté en la bañera y frenaba mis llantos con la mano.

Mientras las lágrimas resbalaban por mi cara, oía los pasos, subiendo las escaleras, despacio, sin ningún apuro. Mientras que yo intentaba hacer algo útil con mi teléfono móvil. Pero era imposible, la caída convirtió, una maquina de última generación en una chatarra, con presionar algún que otro botón, ya se apagaba, y yo volvía a encenderlo, y al cabo de unos segundos, se apagaba nuevamente.

Podía escucharlo abrir los armarios, revisar en cada rincón de esa pieza y la de al lado (la de mis viejos).

Quedándome ahí no iba a lograr nada, tenía que buscar una salida de forma urgente, así que tomé coraje y salí corriendo del baño, bajando a oscuras la escalera, lo más rápido posible.

Fue una de las decisiones más estúpidas que pude haber tomado en la situación, por el descontrol de mis piernas a causa de mi desesperacion, hice mucho ruido, y no acerté uno de los escalones.

Terminé de correr después de un resbalón seguido de golpear mi boca contra el pasamanos de la escalera, y después rodar hasta abajo.

Ahora mientras de fondo sonaba la cancion Requiem for a Dream, yo lloraba y escuchaba los relajados pasos de esta persona.

Me dolía mucho la boca… también estaba sangrando, y por dolor que sentía en la espalda, algo muy malo le había pasado a una de mis costillas.

Cuando vi su silueta en lo más alto empecé a desesperarme, y le pedía por favor que se detuviera, entre llantos.

De alguna forma pude pararme y con ayuda de las paredes llegar hasta la cocina, donde se halla puerta que da al patio.

Mientras me acercaba a ésta, empecé a sentir cortes en la planta de los pies, yo andaba descalza, y para entrar, este hijo de puta había roto la ventana que estaba en la misma puerta.

Cuando escuché el sonido de la llave en el cerrojo de la entrada principal… y mi atacante salió corriendo hacia el patio, pegó un salto al del vecino y no lo vi más.

Entraron mis viejos, y lo primero que escucharon fue mis alaridos, tanto de miedo como dolor.

Llevó un par de horas explicarles todo, todo lo que yo podía explicar al menos.

 La cuenta de esta persona ya había sido eliminada para el momento en el que hice la denuncia.

Al cabo de un par de meses cerré mi Facebook, todas las semanas tenía una solicitud de amistad de alguna cuenta con nombre extraño.

Una vez me dejaron un recado en la entrada al instituto de ingles. Un papel, decía:

-“ Fue un gusto conocerte, espero hacer mas amigos como vos”