26/9/11

Narrativa Implacable #2: La Vendetta


Resultó ser un día común y corriente, no recuerdo si era un fin de semana o un feriado, pero bueno. Eso no es importante.

Siendo más o menos las 6 y media de la tarde decidí proceder a experimentar con el arte culinario. Que mejor que un sándwich superdotado.

Tome todos los aderezos que pude y los metí en este pan, que se encontraba sumido en verduras, luego, ya teniendo a la mayonesa como un buen pegamento, puse pedazos muy pequeños, pero en abundancia…de pollo





Por alguna razón, un cosquilleo en el orto me dijo que debía ponerle arvejas, y no me resistí, lo hice.

Derrotado, en el suelo, acariciándome la barriga, oí sonar el teléfono, era un amigo mío que vive cerca, fui a visitarlo, estaba muy adolorido y debíamos ir a que le inyecten algo.

Anyway(re maricon), abandonamos la casa y fuimos a buscar a otro amigo, mientras que el primero estaba con una muleta. Hablando boludeces con el segundo, se nos perdió el adolorido enmuletado, otra vez el cosquilleo en el orto me obligo a hacer algo, fuimos hacia una clínica, donde suponíamos que debía estar, pues si, allí estaba.

Junto a dicho lugar, se encontraba un local donde se vendían juegos y cosas relacionadas, que mejor que entrar a “chusmear” mientras el otro pelotudo esperaba que al enfermo lo incáran.

Al entrar me pongo a ver las mercaderías disponibles, interesantes juegos de las consolas de pasada generación, de la cual soy poseedor.

También habían juegos actuales, CD’s de música pirateada y artículos adicionales, tanto para consolas de videojuegos como para otro tipo de artefactos facheros e innecesarios,

Un par de micrófonos de play station 2 logran captar mi atención, vengo buscándolos desde  hace mucho, ya que me parecen muy adecuados para cuando uno tiene visitas. A quien no le gusta cantar mal y hacer el ridículo con sus amigos?

Primero espero a que los que atendían- un muchacho y una chica- terminasen con lo suyo, el muchacho atendía a un pibe que buscaba algo para su iPhone, mientras que la chica mantenía una conversación con una mujer que al parecer era conocida suya.

La extraña sensación en mi colon, más precisamente, cerca del ano, seguía pendiente, no sabía lo que esto significaría después.

Ya me rompía las bolas que no me atendiese, por lo que llamo la atención del muchacho, el pibe que estaba siendo atendido se dio cuenta de que en este pequeño lugar no hallaría lo que buscaba y decide marcharse.

Cuando por fin logro dirigir mi cuestión y preguntar el precio de susodicho artículo… el muchacho está a punto de acercarse al aparato y ver el precio, se abre una puerta detrás del mostrador, y parte del personal del negocio lo llama al muchacho por su nombre y dice que lo necesita. Por lo tanto, el pibe se marcha, dejando dicho a su compañera que me diga el precio de los micros para la Play… y ella con una asquerosa ignorancia sin siquiera mirarlo, levantando la mano y quebrando la muñeca hacia atrás, contesta –si, si si.

Ella proseguía con su conversación, mientras que yo la miraba de manera amenazadora, esperando que cuando me mire, entienda mi disgusto respecto al mal trabajo que estaba haciendo.

No serbia de nada, ni siquiera me miraba, estaba sumida en su conversación de la novia de fulana y la wampa de fulano y que show match y que las tortugas ninjas y los pelos del culo de mi conejo y que blaa blaa blaaaaaa batman  pollo teta glúcidos casancrem dulcedelechee!!!

Comencé a caminar por delante del mostrador, para llamar un poco su atención, me acerqué a la puerta para simular que me salía, nada, nada ,nada. Incluso pasaba por atrás de la persona con quien hablaba.

Fue ahí cuando lo entendí, todo cobraba sentido, el cosquilleo en mi trasero, la mujer que no me atendía, el sándwich frankestein, las arvejas…

Utilicé mi oblicuo mayor, tan solo aplicando un poco de presión fue cuando salió. Un hermoso pedo. Para nada tímido, bastante glorioso, pero frustrado, no fue del todo orgulloso, parecía un quejido hecho por un bebé que cruzaba los brazos por decepción. Algo asi como un “HUMM!”.

Ambas mujeres me miraron, yo sin la más mínima vergüenza, las miré de mala forma, siendo ellas las que estaban fuera de lugar por supuesto y salí del local, encerrándolas con lo que era el resultado de su apestoso servicio.

Al salir, en mi mente me veía en cámara lenta, como a un héroe, saliendo no victorioso de una batalla, pero tampoco perdedor, puede que como spiderman no haya conseguido a la chica, pero logré dejar malherido al duende verde, y con eso me bastaba.

Créanlo o no…esto ocurrió y nunca me arrepentiría de lo que hice, porque la venganza es una satisfacción equivalente a un coito masturbatorio.

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