Esta historia es la continuación de la 3ra parte. Click para leerla
Disfruten la penultima Parte de El vecino 2
El Vecino 2: (parte 4)
Llegó a pellizcar mi labio inferior con sus
dientes, pero no causó ninguna herida, logré correrme hacia atrás a tiempo. Y
lo empujé con toda mi fuerza. Haciendo que caiga frente al horno.
Me quedé parada, respirando exaltada y
mirándolo, esperando a ver si volvía a levantarse.
Levanté la mirada hacia mi derecha, en la
puerta de la habitación estaba de pié… su novia. Mirándome muy enojada.
-ah… eso no me sabia de vos- dijo- decime, ¿con
vos alguna vez tuvo ese problema?-
- ¿qué?- pregunté.- Ciara, qué fue lo que
viste? Me parece que te equivocas.-
-ahora confirmo… las minas que fuman sí son
putas- dijo mientras caminaba hacia mí.
Mientras yo negaba sus acusaciones me tomó
del cabello. Mientras gritaba y miraba el cuerpo inmóvil de mi amigo, ella me
llevó forzada hasta afuera y me cerró la puerta.
La golpeé con todas mis fuerzas, con los
costados de mis puños y un ataque de pánico indescriptible, pegando alaridos,
como si me estuviesen comiendo viva y miraba a mis costados, teniendo solo la
luz de la luna empañada por algunas nubes.
-¡Cissi! ¡Cissi, por favor abrime!- decía
llorando desesperada, de forma opuesta a una claustrofóbica.
Y junto al árbol otra vez vi levantarse la
tierra, pero esta vez no volvió a bajar, sino hasta que empezó a caerse del
rostro de un cuerpo ya en estado de descomposición.
Podía ver movimiento y unos reflejos en
donde debían estar sus ojos, pero lo más probable es que hayan sido gusanos, no
sé, no quería saberlo.
Mis rodillas temblaban, me agarraba de los
pelos y gritaba, gritaba como si fuese a romper mis cuerdas vocales.
Mientras la criatura se ponía de pié. Fui
notando lo débil que era, lo lentos que eran sus movimientos, y comencé a
pensar en que probablemente no sería tan difícil escaparme.
Volteé, para salir corriendo en dirección
opuesta, pero aun así no le quitaba el ojo de encima al muerto levantándose.
Choqué contra alguien y me mantuve quieta
contra su pecho por un segundo, pero lo sentí como si hubiese sido un largo
rato.
En ese periodo corto de tiempo percibí un
olor de lo más putrefacto.
Levanté la mirada y tenía a una de esas
cosas, con el rostro cubierto de barro, y la carne de su rostro totalmente
inflamada, a centímetros de mí.
Grité de forma desesperada Y retrocedí,
segura de que era la misma persona que pasó junto a mi ventana.
Caminaba hacia atrás temblando como
gelatina, me dolía la garganta, sufría de espasmos y a penas respiraba, cuando
unas manos me agarraron desde atrás y me estiraron.
Era Ciara. Llevándome adentro.
Azoto la puerta y yo casi desmayándome me
tire al suelo. Asfixiándome, arrodillada. Cuando volteé a ver a mi amiga. Su
boca estaba sangrando.
Gateé de espaldas hacia atrás esperando lo
peor y me dijo- no me mordió, calmate… sacándomelo de encima me di contra la
mesa, me lastimé yo sola.-
- ¿Y él? ¿dónde está?- Pregunté con el pelo
en la cara, mirando hacia mis costados asustada, con paranoia sobre mis
hombros.
- en la pieza.- decía quitándose sangre de
la pera.-pasé una sabana entre sus dientes e hice un nudo atrás de su cabeza…
no nos va a lastimar.
-creo que él no es prioridad ahora. Vos
viste lo que hay ahí afuera- dije mientras me ponía de pie.- No encuentro a
Damian, no está acá adentro.-
-¿Y cómo llegaron esas cosas acá? Tenemos
una comisaria de un lado y del otro un peaje, un pueblo de cada lado, ¡no tiene
sentido que vengan a un lugar con tan poca gente! ¿Por qué tienen barro encima?
- Gritó agarrándose la cabeza.
-El tipo de acá enfrente… los enterró
alrededor de la casa- dije…dejándola con la boca abierta.
- ¿qué? ¿Qué sentido tiene? ¿Cómo podrías
saber eso vos?-
- lo vi tirando…bueno, no sé, primero pensé
que era agua, pero, lo que sea que haya tirado en el suelo hizo que esas
personas se levantaran. Estaban enterradas. Las vi salir de debajo de la
tierra.- Le decía haciendo gestos más que exagerados con las manos y
agarrándome de los pelos de vez en cuando.
Me senté al lado de la bien iluminada mesa,
con el foco muy bajo y noté que estaba haciendo un ruido extraño.
Se volvió cada vez más obvio y notable.
Ambas estábamos mirándolo. Ella empezó a acercarse.
Se apagó.
Pudimos oír como el sonoro ventilador de la
habitación se iba deteniendo.
Se oyó claramente una puerta abrirse y unos
pasos, taloneos contra el suelo a nuestro alrededor. En el living, donde
nosotras estábamos, un lugar con muy pocos muebles.
-Ciara… ese fue Tomy… decime que no…-
- no te preocupes, no puede hacernos nada.
Su boca está tapada. Y todavía estaba un poco consiente, alcanzó a decir mi
nombre.- decía, con su respiración cada vez más agitada.
Eso me hizo pensar, que nos tenía miedo.
Iba a hacer lo posible por alejarse. Éramos capaces de matarlo con tal de
evitar que nos mordiese. Aprovechaba el corte de luz (probablemente causado por
nuestro vecino de enfrente) para huir, pero ¿hasta cuándo iba a seguir
consciente?
La iluminación allí dentro consistía solo
en la de la luna, que entraba delgada por las persianas, y como la habitación
con la cama de dos plazas estaba abierta, podíamos ver a lo lejos un cuadrado
casi del todo celeste.
A parte de las cabezas de esas cosas contra
las paredes de la casa, oíamos pasos mal puestos uno delante del otro, dentro
del mismo living.
Pero los pocos muebles, y las esquinas
libres provocaban un eco que nos hacía imposible saber exactamente desde donde
venían.
-Vamos hasta allá. Por favor- dijo la
asustada chica que estaba allí conmigo.
-¿qué?-pregunté, sin entender a qué se
refería.
-vamos hasta esa… esa luz, vamos a la pieza
boluda, es más seguro, de verdad tengo miedo- pronunciaba espantada, con su voz
temblorosa y un obvio nudo en la garganta.
-¡¡¡Dale corré!!!- dijo mientras salió a
toda velocidad, corriendo en las puntas de sus pies.
Mientras la seguía, podía ver los espectros
de luz ser cubiertos por las sobras de los caníbales resucitados que rodeaban
la casa. Una imagen digna de cualquier pesadilla que pueda envolver
acorralamiento al punto de que tortura imaginar las posibilidades.
Una vez en la habitación. Cerré la puerta y
puse todo mi peso contra ésta.
Podíamos ver al menos la silueta de los
objetos allí dentro. Ella tomó su celular y yo le dije- no hay señal acá, no
sirve el celular.
Me miró mientras buscaba algo en el menú y
dijo- de algo sirve- y activó una aplicación que ponía la pantalla en blanco,
convirtiendo el aparato en, prácticamente, una linterna.
No podía creer que por una estupidez, podía
ponerme tan contenta, el solo ver que ese aparato soltaba un haz de luz tan
potente, me hizo sonreír y sentir una sensación de alivio, como si eso fuese a
salvarnos.
Me senté en la cama suspirando y mirando
hacia el suelo. Pensando que haríamos al salir de esta habitación, o si salir
era la decisión acertada.
Cuando pasé la mano izquierda por mi
frente, para quitarme algo de transpiración… y sentí que ésta estaba mas húmeda
que mi propia cara. Froté mi pulgar con el índice y así era.
Ciara me iluminó con su teléfono y vimos
que mi palma estaba completamente roja, y como supongo, también parte de mi
rostro.
Me levanté de golpe y con asco empecé a
limpiarme contra mi ropa, y sacudir ambas manos, reteniendo arcadas y tosiendo.
Ella iluminó donde yo había estado sentada,
había litros de sangre, que suponemos habían sido vomitados por nuestro amigo,
ya que en la esquina opuesta, estaba la sabana que suponía frenar sus
mandíbulas.
Sentimos que ponía todo su peso al golpear
la puerta, por ya no recordar cómo usar el picaporte.
Como había sufrido de la transformación
recientemente, conservaba casi toda su fuerza.
Iluminamos las bisagras, e íbamos viendo
como de a poco los baratos tornillos que las mantenían unidas a la pared se
iban saliendo.
Mientras desesperadas pensábamos en qué
deberíamos hacer.
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