9/3/16

Dead Outbreak: Los Creyentes (parte 2)

Esta historia es una continuación de DEAD OUTBREAK Los Creyentes parte 1. click para leerla







Llegada la oscuridad nocturna pudieron salir del vehículo sin más preocupación que aquella guiada a la posibilidad de que más caníbales viniesen a por ellos. Pero la luna no era tímida esa noche. Iluminaba perfectamente las calles y les permitía ver que a lo lejos no había infectado alguno.

Sonidos de choques y gritos de todas direcciones los desesperaban por la probabilidad de que alguien se encontrase en sus últimos minutos de vida, pero tranquilizaba saber que no eran ellos los que estaban allí. Que el ruido de otros haría que ellos pudieses vivir unos momentos más.

Fuera del auto solo quedaban torsos y cabezas masticándose unos a otros. Se movían como ramas de árboles con el viento, forzosamente, quizás por estar ya secos tras perder tanta sangre. 

Casi no emitían ruidos, por haber gruñido por horas sin descanso habían destrozado sus propias gargantas.

Nico recorrió las casas con la mirada. Lo más parecido a un refugio que pudo divisar fue un árbol frente a una vivienda con balcón. “No imposible” era una descripción perfecta para su improvisado plan de escape.

Había algo salvaje en él. Quizás su dificultad para comunicarse con la chica de forma directa o el sentir que le había fallado a alguien. 

Así lo expresó hacia ella.

Dijo que no tenía idea de donde se encontraba alguien con una bebé. No tenía idea de lo que el malnacido era capaz de hacer con tal de salvar su cuello. El mismo cuello que él era capaz de estrujar con sus propias manos. Por supuesto, Lara no tenía idea de lo que Nicolas estaba intentando decir.

-Por allá –susurró ella y apuntó con el dedo índice a una esquina. 

Los ojos de ambos estaban ya acostumbrados a la iluminación lunar así que no fue difícil darse cuenta de que algo o alguien se estaba moviendo cerca de ellos. Entre las probabilidades estaba la opción de que fuese un infectado o un sobreviviente, entre las probabilidades de que el sobreviviente fuese un hostil o no…no querían arriesgarse y se escondieron detrás del auto, esperando que el aroma, movimiento y respiración forzada de los infectados hechos carne molida espantasen a quien fuere.

Se oían leves gruñidos, pero no venían de bestia alguna, eran sus estómagos.

Hacía solo unas horas que se habían conocido y ya se comportaban como lobos de la misma manada. Se movían como tales también. No hacía falta dar explicaciones ni hacer sugerencias. Eran salvajes en supervivencia.

El desconocido se acercó al auto y esquivando a los muertos abrió la puerta de adelante. Chequeó dentro y solo encontró los restos de yogurt que Nico había dejado. Ellos estaban del lado opuesto del vehículo en completo silencio, se podría decir que exaltados, pero a la vez respiraban con calma, eran conscientes de lo que podía pasarles si asustaban a aquella persona. Hostil o no, podría reaccionar mal.

Ambos estaban con los ojos cerrados, con el fin de concentrarse más en lo que escuchaban. El desconocido expresó frustración y entre insultos al aire pudieron oírlo abrir una bolsa y masticar algo.

Abrieron los ojos instantáneamente, Nicolás quiso detenerla, pero Lara estaba muerta de hambre. Se puso de pie y rodeando al auto fue hasta el desconocido, el cual al voltearse mostró estar bien vestido y con un rosario de muy buen aspecto que colgaba de su cuello.  Se lo notó asustado, creyó que la chica lo atacaría, pero ésta cayó de rodillas ante él y sujetándolo de los pies rogó por comida.

-Por favor, no te voy a hacer nada, no te voy a lastimar, pero dame algo de comer- exclamó con el rostro pegado al suelo.

Nico no reveló su presencia hasta oír la reacción del hombre.

-Dios mío… pobrecita.

Espió por encima del capó y lo vio sentado en el suelo frente a Lara, sacando una bolsa de pan de una mochila.

-No tengo agua…solo un vino pero…

Ella aceptó tanto la comida como la bebida sin dudarlo un segundo.

El extraño notó la presencia de quien estaba aún escondido al divisarlo por el rabillo del ojo.

-¿E…estas bien? ¿Tienen donde refugiarse?

Ambos menearon la cabeza.

-Tengo alimento para pasar la noche. Si me ayudan a sobrevivir hasta mañana los puedo llevar con otras personas. Buena gente.

No respondieron. Quizás por no saber cómo hacerlo. Era extraño que alguien se comportase tan amablemente en medio de un ambiente tan bélico.

-Sé que no son asesinos. Dudo que ustedes hayan tenido algo que ver con… con esto- aclaró apuntando a los restos de cadáveres junto al auto.

Por parte de Nico y Lara, el único sonido emitido era el de las mandíbulas de ella, contra el pan duro, y respiración agitada.

Se rompió el silencio.

-Podemos intentar llegar a ese balcón- dijo Nicolás señalando el posible refugio.


El hombre sonrió e hizo la señal de la cruz besando su mano al final.




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