(Audio
hallado en una grabadora de voz en la mesa de cocina de una casa anexa a un
almacén de alimentos en Florencia, Santa Fe)
En todos lados fue
anticipado. Llegarían hasta Santa Fe. No quise obedecer y me quedé acá. Supuse
que si rodeaban mi casa se terminarían pudriendo en cuestión de horas. Estaba
equivocado [risas] muy equivocado. Ya hace unos tres…quizás cuatro días que están
afuera, atraídos por el sonido de mi molesto lavarropas, tal vez.
Sus gruñidos constantes
ya me están dando dolor de cabeza y con los constantes cortes de luz muchos de
mis electrodomésticos se arruinaron, el internet ya no llega y en la TV solo
hay consejos sanitarios para evitar el contagio.
Se suponía que ayer
viniese un camión a buscar unas cajas de vinos, no apareció y hoy tampoco así
que empecé a tomarmelos. No puedo tomar el agua de la canilla, dicen que es
peligroso así que…estoy ebrio casi todo el tiempo. Calmo la resaca bebiendo el
agua que recolecto del aire acondicionado…dudo que sea higiénico pero ¿qué más
puedo hacer?
Ahora el punto
principal, ¿por qué estoy grabando mis idioteces si ya no estoy ebrio?
Bueno, por lo general
solía usar esta grabadora para hacerme notas en audio, como por ejemplo –El
viernes viene Jorge a retirar la carga de cajas de vino, no olvides, pelotudo,
te tiene que pagar en mano- y cosas así. En esta ocasión resulta que… [el audio
hace notar que está caminando y se oye el abrir de una puerta] uno de estos
em…[se oyen muchos gruñidos en un espacio abierto] un zombi, un niño de más o
menos 10 años, de piel gris y sin ninguna marca de mordida llegó a trepar entre
sus semejantes y pudo acceder a mi patio.
La verdad que despertarme,
salir a respirar aire fresco y ver al enano paseando por acá atrás me asustó.
Tanto así que agarré un trozo de madera que tenía junto a la puerta y le volé
unos dientes.
Me dio algo de lástima
y lo até al árbol. No es muy inteligente, no intenta liberarse.
Soy muy aficionado a la
ciencia, no conozco mucho al respecto, solo lo que leo en la revista “Muy
Interesante” y vi esto como una oportunidad, voy a ir tomando notas orales
sobre lo que voy descubriendo de estas cosas. Solo las que no haya oído de la
tele ni la radio.
Mi primer interés es
comprobar si necesitan respirar.
[allí termina una nota,
la siguiente inicia así]
Puse una bolsa sobre su
cabeza, vi que se comprimía con las pausas que hacía entre gruñido y gemido,
pero no me servía para saber si el oxígeno es necesario para ellos, así que
sintiéndome un boludo se la quité. Mi siguiente experimento fue envolver su
cara con cinta adhesiva y vendé sus ojos. Una imagen bizarra y muy cómica.
Podía moverme cerca suyo con toda libertad, ya que no podía morderme, al
comienzo pensé que no podría olfatearme tampoco, pero por más ciego que estaba,
el niño me buscaba con las manos donde realmente estaba parado. ¿Cómo?
Quité las vendas de los
ojos y pasé mi mano por enfrente. No la seguía con exactitud, por lo que creo que
es ciego. Tras observarlo por unos minutos comprobé que no parpadeaba, sus
corneas han de haberse secado y estropeado.
Seguiré experimentando
más tarde.
[Siguiente nota]
Grabo esto antes de
dormir…Me puse a cocinar enfrente suyo. Usé algo de vino para hacer una salsa,
en la cual tiré unas arvejas. La escases incentiva a la creatividad…supongo.
El chico se puso como
loco, tironeaba de la correa con fuerza y se dirigía hacia donde yo me
encontraba. Me alejé de la olla caliente y comprobé algo muy interesante. Me
ignoraba, solo quería llegar hasta la olla. Yo no existía.
Le quité la cinta de
las fosas nasales (la cual salió con unos restos de piel) y dudó por un rato,
pero lo vi hinchar el pecho, tomando un respiro me tomó a mí por preferencia.
Tomo nota…el aroma a carne les atrae más que el calor. Nada bueno. Buenas
noches.
[Siguiente nota]
Ya no soporto la
claustrofobia. NO quiero estar más acá y pensé en un buen plan. A penas me
levanté ya descuarticé al niño, me había pasado toda la noche pensando en ello.
Ensucié un delantal plástico con sus fluidos y planeo atarme sus intestinos a
la cintura.
Voy a lanzar una
molotov y encender un grupo de infectados. Se confundirán entre ellos e
intentaran comerse, terminarán encendiendo sus ropas y así se distraerán más y
más. Yo voy a salir corriendo con bolsas de hielo colgando de mis hombros.
Sumado eso con mí peste a cadáver seré invisible. Que se joda la policía. SI
algún día termina la epidemia y me quieren juzgar no habrá pruebas de que yo
hice esto. Me voy a llevar la grabadora conmigo.
[a continuación se encuentra
la última nota de voz]
Vi cuántos hay afuera…
esto no va a terminar. Es el fin del mundo. Dejaré esta grabadora sobre la mesa
de la cocina, junto a la puerta trasera que da al patio, la cual dejaré abierta.
Si alguien lo encuentra, será de ayuda.
Saludos viajero, buena
suerte.
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